Los gritos se hicieron presentes en el momento que las puertas se abrieron al par, dejando ver al puñado de presos encerrados en cada una de las celdas en contra de su voluntad, no sintió mas que cansancio y desesperación al momento que las rejas de su solitaria celda, por suerte, se cerrarían para siempre.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La luz se reflejó contra la ventana y la soledad no reinó ahí. Uno de los hombres en la celda izquierda chasqueo su lengua llamando la atención del frío muchacho quién no emitió algún sentimiento de ira o tristeza por haber llegado ahí. Era como si la conformidad hubiera ganado su corazón. -Vas a ser mi perra- Burlista, el hombre inclinó su rostro tratando de atravesar las barras de metal que les separaban a centímetros de distancia relamiendo sus labios -Cuando salga de aquí- Rió con manía -Vas a rogar por que me detenga- Skarsgård volvió su mirada a la nada evitando las palabras del hombre que no cerraba la boca, miró sus dedos y estos se movieron con dolor. Introdujo una de sus manos al bolsillo derecho del uniforme azul marino, sacando de este una pequeña fotografía, la única cosa que le permitieron llevar al lugar, y con la única cosa que recordaría a la mujer pelirroja que danzaba en los aires.
El sol se había ocultado y con la oscuridad las estrellas comenzaron a visualizarse en el cielo donde la nada alumbraba en lugar de las luces artificiales de la pequeña ciudad de Derry, se sentó sobre la alta acera que permitía la vista fuera del marco del ventanal, observando las luces del circo a lo lejos y el olor a hot dogs volar con el aire. Recargó su cabeza contra las rejas permitiendo que el aire golpease su rostro y las estrellas se visualizaron mejor ante la oscuridad.
