Frío Invierno

"Y en la estación de tren en la que solté tu mano sigo, y seguiré esperando tu regreso... Aquí donde la fría y deprimente nieve sigue acumulándose a montones.

Sentado en este viejo banco, recuerdo tu bello rostro, aquel con esos ojos color miel y esa cálida mirada, que acabaría con todo este invierno de inmediato. Aquella sonrisa que, aunque mi inexpresivo rostro no mostraba reacción alguna, por dentro hacia palpitar mi corazón. Aquellas mejillas ligeramente rosadas, que con mis casi congeladas manos, me hacían pensar dos veces antes de acariciar tu rostro y limpiar las lágrimas que se deslizaban por ellas. ¿Cómo podría compensar tanto daño causado?, ¿Cómo podría redimir aquellas horribles palabras que sé que hirieron tu alegre ser?

La promesa de que algún día volverías a este frío pueblo se siente cada vez más en el olvido, sin embargo, día tras día, año tras año, intento que siga viva en mi mente, pues sería feliz incluso con verte solo una vez más, no me importa si termino loco y solo existe esa promesa en mi mente, porque gracias a ella, sería capaz de reconocerte y sentir mi corazón latir fuerte, como antes, antes de que partieras...

La edad se comienza a sentir en mi fuerza, en mis huesos, en todo mi cuerpo, incluso a veces en mi memoria... Mi salud empeora mes tras mes, sin embargo, aún no quiero partir, no sin antes verte de nuevo... Me pregunto si el tiempo que me queda en este mundo será suficiente."

Se dice que la última vez que se vio al viejo de aquel frío pueblo, una hermosa mujer madura lo sostenía en sus brazos, mientras el lloraba y sonreía a la vez, esa fue la primera y última vez que alguien lo vio sonreír antes de su partida, según se cuenta.