Capítulo Único

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—Yah, Yoongi hyung, ¿crees que es divertido? – esas palabras salieron con dificultad de la boca de Jimin ya que Yoongi estaba aplastando sus cachetes con ambas manos.

—Para mí lo es, y es muy tierno ya que me gustan tus cachetes —murmuró el pelinegro

—Para ti es divertido todo lo que a mí me molesta— refunfuñó el menor fingiendo molestia, aunque internamente estaba muriendo de risa.

Yoongi le regaló una sonrisa y procedió a obligar a sus manos abandonar los mofletes del pequeño – Ya es hora de que vayamos a casa, mamá debe de estar preocupada—

Jimin asintió y comenzaron a caminar. El camino a casa fue casi como siempre; lleno de bromas, comentarios respecto a su día, charlas tontas, hasta que Yoongi escuchó a un chico insultar a su hermano con las palabras "cerdo anoréxico". Jimin ya estaba acostumbrado a eso, pero se asustó al ver a su hermano mayor ir directo al chico y propinarle un golpe limpio en la nariz. 

Yoongi simplemente regresó al lado de Jimin, tomó su muñeca y le obligó a caminar más rápido a casa. 

 En la puerta de su hogar los esperaba una mujer con cara de susto que cada dos segundos veía su reloj y luego veía hacia el frente. Al distinguir las dos figuras de sus hijos ella coloco ambas manos en sus caderas y comenzó a golpear el piso con la suela de su zapato. Tenía pensado el mejor regaño para esos dos niños imprudentes, pero se olvidó de todo al ver a su hijo mayor con cara de pocos amigos prácticamente arrastrar a su hijo menor quien traía una cara muy deprimente.

—¿Qué les sucedió?, ¿Por qué vienen tan tarde? ¿Están bien? —la mujer no pudo aguantar la preocupación y el miedo por lo que simplemente dejó salir todas sus dudas.

—Lo lamento, mamá. Jimin y yo fuimos a pasear luego de salir del colegio y no nos dimos cuenta de qué tan rápido pasó el tiempo. Perdón – soltó Yoongi en son de disculpa. La madre soltó un sonoro suspiro y asintió creyéndole a su hijo, ya que él no mentiría.

—Está bien, pero la próxima vez por favor avísenme – ambos jóvenes asintieron y la madre prosiguió –¿por qué traen esas caras?

Jimin y Yoongi cruzaron miradas, en la mirada del menor había terror y en la mirada del mayor había congoja y convicción. Yoongi abrió la boca para contarle a su mamá lo ocurrido, pero la temblorosa voz de Jimin llegó a sus oídos antes de que una sola silaba saliera de sus labios entre abiertos.

—Porque yo quería quedarme otro rato paseando, pero hyung me dijo que ya era muy tarde y que tú ibas a estar preocupada —comentó mientras su voz se apagaba.

La mujer lo vio con duda y rápidamente vio a Yoongi, quien quiso darle privacidad a su hermano y asintió.

—Bien – comentó la mujer— Vayan a lavarse las manos que vamos a comer.

—Te lo agradezco mamá, pero no tengo hambre— dicho eso Jimin les dio la espalda y subió hasta su habitación.

—Mamá, por favor, haz un plato grande con mucha carne, vegetales y acompañantes para Jimin.

—Pero él dijo que no tiene hambre...

—Pero yo lo haré comer. En el último mes ha bajado más de cinco kilos, y eso ya no es saludable — dijo el castaño con un deje de furia al ser consciente de las causas de la pérdida de peso de su hermano.

—Tienes razón, iré a preparar un plato para Jimin y otro para ti.

Diez minutos después Yoongi dejó sobre la mesa de la cocina un sobre ya abierto con su nombre y un distintivo de los laboratorios clínicos que le habían entregado en la mañana y subió a la habitación que compartía con Jimin, en sus manos llevaba un plato grande lleno de vegetales y proteína. Al abrir la puerta encontró a Jimin acostado en su cama hipando y sollozando. Rápidamente entró, dejó el plato en su escritorio y se acercó al menor.

Love Yourself Y.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora