Este fanfic participa en el concurso del grupo "EmilxMickey"
Dicen que el declive de la juventud empieza justo después de los 30 años, pero esta mañana, Michele Crispino sentía que a sus 22 años ese declive ya había empezado y es que mientras él estaba sufriendo una jaqueca insoportable, su mejor amigo, cuatro años menor que él, le soltaba una verborrea incomprensible de lo increíblemente emocionante que era saltar en paracaídas a 10,000 pies de altura y no solo eso, el discurso iba acompañado también de ademanes excesivamente marcados de alegría y entusiasmo, sobra decir que Michele lo único que deseaba en ese instante era tirar a su compañero de esos 10,000 pies de altura ¡Pero sin paracaídas! aunque poniéndose serio, ni siquiera hacía falta tanto, con empujarlo por la ventana de la habitación bastaría, fácilmente esos 10 pisos de caída libre lo harían callar.
- Emil, estás hablando muy fuerte otra vez-. Se quejó el italiano por enésima vez frotándose la sien con la punta de sus dedos. Y es que la noche anterior habían ido a beber y bailar con Sara y Mila al Barceloneta, un club de moda en esa ciudad.
- ¡Oh! Lo siento Micky, otra vez no me di cuenta de lo mucho que me emociono-. Se disculpó el muchacho con una sonrisa tan radiante como la luz del sol.
- No lo entiendo, bebimos lo mismo y tú estas tan feliz y tranquilo, mientras yo siento que la cabeza me va a explotar-.
- Tal vez sea que tengo más tolerancia al alcohol, aunque es raro porque he empezado a beber hace poco y tú lo haces desde hace cuánto, ¿seis años?-.
- ¡Cállate Emil!-. Zanjó el italiano la conversación, no tenía por qué recordarle que él era más "viejo".
- Iré a darme una ducha mientras tú sigues descansando, recuerda que Sara dijo que quiere seguir conociendo Barcelona, así que a menos que quieras dejarla salir a pasear sola ...-.
- ¡Estaré listo, estaré listo!-. Interrumpió Michele mientras se tiraba en una de las camas individuales de la habitación que había compartido con Emil, luego de que Sara le anunciara que ella y Mila tendrían una noche de chicas en el cuarto que ambos compartían.
El italiano cerró los ojos y estaba quedándose dormido cuando a lo lejos escuchó que tocaban la puerta, llamó a Emil para que abriera pero nadie le respondió, supuso que seguía en el baño, por lo que con disgusto tuvo que pararse a abrir el mismo, más valía que quien tocara tuviera algo importante que decir.
- Buen día, traigo esto para Emil Nekola-. Un muchacho bastante joven con el uniforme del hotel sostenía un enorme arreglo de rosas rojas.
- Lo siento, él está ocupado puedes volver más tar...-.
- Puede dárselas usted, llegaron a recepción y como estamos cortos de personal tengo muchos otros encargos que hacer, además es mi segundo día, si hubiera sabido que iban a explotarme así... debí seguir estudiando cómo me dijo mamá muchas veces, creo que voy a aplicar para la universidad a final de este año, pero claro, para eso necesito ahorrar dinero así que... -. Le entregó las flores a Michele y extendió la mano para recibir una propina, el italiano solo frunció el entrecejo pero se ahorró sus comentarios, le dolía más la cabeza de solo escucharlo, así que decidió que no estaba en condiciones de pelear con él. Buscó en sus bolsillos y solo encontró un billete de cinco euros los cuales entregó al chico.
- ¿Está usted enterado de que el personal de servicio vive básicamente de las propinas?-. Dijo el muchacho en una pregunta que sonaba a queja cuando vio el billete en su mano.
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Confusión
FanfictionUna pequeña confusión termina llevando a Michele a un viaje de introspección por sus emociones, viéndose orillado a actuar, antes de perder a la persona que más quiere.