15.

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Tras echar a su amigo de su casa, el alfa ojiazul subió a ver al omega y a recoger su bandeja.

Mientras subía las escaleras, este recordó lo que su abogado y amigo le había dicho sobre que Harry lo dominaría y entonces con fuerza apretó sus puños furioso, ¿y si Liam tenía razón?, ¿y si el omega lo hacía tan dependiente y vulnerable y luego lo destruía?.

Se habían dado casos de omegas que habían engatusado con sus encantos a algunos alfas confiados y luego los habían despojado de todo, incluso se habían vengado de una vida de maltratos, matándolos y aprovechando su debilidad.

Muy molesto gruñó.

—Yo no seré uno de esos alfas, no lo permitiré... quizás he dicho demasiado pronto que no  lo lastimaré, tengo que hacerme respetar y si el omega ve que me reblandezco, quizás se escapará de nuevo o me atacaque mientras duermo.

Tras llegar a la planta superior y caminar hasta la puerta, este resopló decidido a darle una lección al omega pero al entrar se encontró de nuevo con el delicioso aroma que le encantaba.

Harry se había vuelto a dormir y aunque le pareció la mejor de las visiones, creyó que era una táctica del omega para dominarlo o quizás no, lo cierto era que estaba muy confuso y no pensaba con claridad.

Su cabeza dio vueltas y en un arrebato de frustración, soltó un gran gruñido, el cual sobresaltó al omega y muy asustado abrió sus ojos, haciéndose una bolita para proteger su panza.

—No me hagas daño, por favor.

De inmediato, este empezó a segregar feromonas de pánico y a lloriquear y a temblar de miedo pues temió que el alfa lo iba a golpear en cualquier momento.

Louis sacudió su cabeza intentando despejar su mente pues su rabia le hacía querer poseer al omega y golpear algo pero entonces un nuevo sentimiento se abrió paso y lo impidió transformarse y ser violento.

Su propio alfa interior no le dejó lastimar al omega, ni hacerle daño el bebé, por lo que lleno de frustración salió corriendo de la habitación, dejando al omega muy confundido.

Harry levantó su cabeza y tras ver que este se había ido, asustado corrió al baño y se encerró, temiendo que Louis volviese.

—¿Qué demonios me ocurre?, ¿Por qué no puedo hacerle nada?—se preguntó el ojiazul entrando en su habitación de lo más jadeante—… ¡Maldita sea!, seguro que ha sido Liam con sus comeduras de cabeza.

Furioso caminó de un lado a otro, intentando buscar una explicación pero solo podía pensar en lo asustado que debía estar el omega y que eso podía ser malo para el bebé.

—¡Sal de mi cabeza!, ¡yo no quiero hijos, ni tampoco quiero una pareja!, ¡yo solo quiero divertirme y pasar mis celos!—gruñó furioso— ...¡me has jodido la vida!, ¡estoy perdido!, ¡Maldito el día que te encontré en aquel callejón y te subí a mi coche!.

Rápidamente este salió de su dormitorio y bajó las escaleras totalmente fuera de sí y tras llegar a la sala y beber un buen trago de la botella de whisky, la arrojó a la pared,  aunque insatisfecho comenzó a lanzar todo lo que encontró a su paso.

Tras varios minutos de lanzar sillas, objetos, lámparas y demás, no quedó nada en pie, ya no había nada más que destrozar, entonces cogió las llaves del coche y se fue.

Louis condujo sin rumbo fijo durante un buen rato, hasta que llegó a unos de los clubs, donde a veces solía ir con los clientes para cerrar algún trato.

Madame Stella, lo saludó muy sonriente en cuanto lo vio entrar.

...—Señor Tomlinson, dichosos los ojos.... Hacía mucho tiempo que no nos visitaba.

—Hola...quiero ver a Tatiana y a Sireno— dijo con desespero.

—Muy bien señor, tome la llave de la habitación... En un momento lo atenderán—dijo ella sin dejar la sonrisa ni un instante.

Louis miró su mano, viendo que le había tocado la número 28, así que allí fue.

Tras llegar se quitó la ropa, ya que al transformarse la rasgaría toda y a continuación se acomodó en la cama, esperando a los omegas.

Aquella habitación olía a sexo, mezclado con algún tipo de desinfectante pero no le importaba, el solo quería desquitarse y sacarse la rabia y la frustración que tenía.

Minutos después, los dos omegas llegaron.

—H-Hola señor Tomlinson, que gu-gusto verlo—dijo Tatiana algo asustada pues sabía lo salvaje que era este, ya que alguna compañera del prostíbulo había acabado en el hospital.

—Venir preciosos—dijo el alfa sintiendo su sangre hervir al ver el contoneo de los omegas y sus cuerpos desnudos acercándose al lecho.

Estos empezaron a besar y acariciar todo su cuerpo, entonces el ojiazul cerró sus ojos para concentrarse en sentir el roce de sus bocas en la piel pero sin saber de dónde salió, su boca pronunció el nombre de Harry en medio de los gemidos.

Al darse cuenta, Louis abrió los ojos incrédulo pero como los omegas no se habían percatado, ya que ellos seguían a lo suyo, no le dio importancia y se tranquilizó empezando a acariciarlos también.

Tras un rato frotándose con ellos, el alfa no logró transformarse, ni tampoco empalmarse, además de que el olor de los omegas empezó a molestarlo, por lo que rápidamente se levantó y soltando un gran rugido, asustó a los omegas quienes huyeron llorando.

—¡Maldita sea!—maldijo este saliendo de la habitación tras arrojar unos billetes sobre la cama— ...¿tampoco voy a poder tirarme a otros?, ¡Estoy realmente jodido!.... ¡¡¡¡Maldito seas, Haaaarryyyyy!!!.

.....

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1. El gruñido del alfa.-Larry Stylinson, Omegaverse, Terminada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora