CAPÍTULO 47

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La habitación es amplia. Muy amplia.
Con una decoración exquisita de líneas elegantes en la que predominan los suaves y cálidos tonos de gris y blanco.

La cama con dosel, que se encuentra en el centro de la estancia es el alma de la recámara. Está recubierta con un edredón de color púrpura que le da un toque de refinado color al ambiente.

Pero lo que realmente llama mi atención es el exuberante ventanal que se extiende sobre una de las paredes y la ocupa casi en su totalidad.
Las cortinas están cerradas pero apuesto a que durante el día la luminosidad del lugar y la vista panorámica al jardín han de ser grandiosas.

—¡Me has engañado! —protesto furiosa. No puedo creer que me haya traído aquí... ¡A la casa de sus padres! y finja que somos una parejita feliz —. Lo tenías todo planeado, ¿Verdad?

Lorenzo se pellizca el puente de la nariz.

—No entiendo de qué hablas, Isabella. ¿De qué engaño estás hablando?

—¡Y todavía lo preguntas! Es que... cuando planteaste este dichoso viaje... ¡Jamás me imaginé que terminaríamos aquí!

—Preciosa... te dije que vendríamos a Italia —Hace una breve pausa y sonríe con una de sus perfectas sonrisas que sabe son mi debilidad —.Siamo a Roma, il mio amore.

—¡Que gracioso! Ya sé que estamos en Roma. No se necesita ser muy observador—digo exasperada mientras sus ojos me miran divertidos.

—Te ves sexy cuando te enojas...

—¡Lorenzo, por favor! No estoy bromeando —exclamo mientras camino de un lado a otro de la habitación.

—Hey... preciosa —Me sujeta por la cintura y me retiene entre sus brazos.
Contengo la respiración al sentir la tibieza de su cuerpo al pegarse a mi espalda —. No te enojes... por favor. No creí que fuera a afectarte tanto. Después de todo yo he conocido a parte de tu familia —agrega sin soltarme.

Permanezco inmóvil.
Soy incapaz de moverme.
Su pausada respiración y el calor de sus manos sobre mi estómago hacen que deba esforzarme para que al hablar mi voz suene con normalidad.

—Es diferente. Las circunstancias fueron otras entonces. Además...—Me callo. No sé cómo se tomará lo que está a punto de escapar de mis labios.

—Además... ¿Qué, Isabella?—Habla con suavidad y su aliento hace cosquillas en el lóbulo de mi oreja.

—Fue pura casualidad que los conocieras. Yo nunca lo planeé...—Cierro los ojos y largo un profundo suspiro —. Y sinceramente era lo último que quería que ocurriese.

Lorenzo da un paso hacia atrás. Y cuando el calor de su cuerpo me abandona me giro hacia él que ha decidido ignorar mi comentario.

—¿Qué lado prefieres? —Señala la cama.

—¿Qué?

—Mi lado es el derecho pero no tengo problema en cedértelo—Lo miro incrédula.

¿Está sugiriendo que compartiremos la cama?

—Creí que tendría mi propia habitación...

Lorenzo está de pie junto a la cama con las manos en los bolsillos y me mira travieso.

—Pues lo siento. Pero a mi familia le resultaría raro que durmiésemos separados—musita.

—¡Pues me da igual lo que piensen! —bramo —. Tú y yo ya no estamos juntos por si no lo recuerdas.

—Pero ellos no lo saben.

—¿Por qué creen que somos pareja? ¿Las fotos de la revista llegaron hasta aquí?

Deliciosa AdicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora