Querida Liz
Te escribo una semana después de la última carta, creo que ya se me está volviendo costumbre de solo hacerlo cada lunes, te cuento las nuevas noticias….
Ana se fue para el extranjero, no me dijo donde, es su forma de decir que no quiere saber nada más de mí, la entiendo si yo pudiera también huiría y no sabría nada más de mí
Vendía nuestra casa y doné el dinero al hospital donde intentaron salvarte, salvarlos… de mí…Ahora estoy viviendo en un pequeño departamento como el que comenzamos ¿Recuerdas? Apenas si podíamos estar juntos cuando tu hermana iba a la escuela, aunque nos divertíamos en esos momentos, por esos momentos fortuitos de sexo rápido en ese maldito apartamento fue que apareció Brian, nuestro pequeño mocoso que por su culpa decidimos comprar esta gran casa, no entraríamos cuatro en ese cuchitril, menos mal tu hermana ganó la beca universitaria, porque no hubiéramos podido con tanto, la chica lista Ana se volvió médico
Liz, la policía ha venido por mí, me volvieron a interrogar sobre los últimos momentos que te vi con vida, no pude decirles nada nuevo, solo recuerdo cuando enojada te vi subir el auto y no te detuve, eso es asesinato, lo sé, el que debió marcharse y manejar a toda velocidad para terminar chocando contra ese árbol que se atravesó en el camino, ese debí ser yo…
Me preguntaron qué razones podrías tener para hacer eso, nunca he podido decirlo en voz alta, pero algún día se darán cuenta que fue mi culpa, yo te asesiné, yo…
Debí haberlo notado antes, las marcas en tu cuerpo tenían mucho que decir, ya estaba decidido ¿no? tarde o temprano acabaría con nuestras vidas, con todo, debí hacerte caso, debí….
Debí hacerte feliz, como lo prometí
Jorge
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Cartas a una tumba
Proză scurtăLiz tuvo una infancia muy difícil, su adolescencia fue un poco más estable, aunque culminó más pronto de lo normal cuando conoció a Jorge con quien se casó a los 18, su primer hijo llegó un año después y para mejorar el cuadro familiar la pequeña h...