Capítulo I

60 6 2
                                    


— ¿Qué hago con mi vida? —se preguntó Arley mirando su reflejo en el espejo. Toda su vida se preparó para ser alguien diferente a quién era ahora mismo.

Su madre Elea era una mujer omega, y su padre Marlon un beta. Arley era su único hijo, del cual se esperaba que fuera del mismo gen de quién le dio a luz pero la pubertad quiso otra cosa.

Arley fácilmente superó a los trece la estatura común de los omega, además que el cambio de voz lo atacó de manera muy potente. Todo su ser se llenó de pelos, especialmente en su entrepierna y en su rostro. La lógica decía que sería un beta, pero a los diecisiete años, su destino fue decidido. Aquel primer celo demostró que Arley no era un beta, ni un omega, sino que era un alfa completamente.

Fue ahí cuando su tío Wyatt O'Sullivan se lo llevó a vivir con él. El hermano mayor de Elea no había visto ninguna vez a Arley, sin embargo, la desesperación de que su negocio cayera en ruinas por la falta de un hijo alfa, fue suficiente para que tomara la custodia de su sobrino. Y por supuesto, las leyes dieron prioridad al deseo de la punta de la pirámide social.

Arley perdió su apellido para heredar el de su madre y de su tío, además que comenzar a vivir en la ciudad de St. Huntur. Ya habían pasado tres años, y Wyatt no podía aguantar a su heredero tan inútil, pero no le quedaba otra para la maldición de su vida. Sus cinco hijos eran tres betas y dos omegas, ¿acaso hizo algo malo en su anterior vida para merecer algo así?

Y ahí estaba Arley de veinte años frente a un espejo. Alto, ya superando los dos metros. Con cuerpo fuerte y músculos marcados. Cabello negro algo largo, y un poco de barba en su perilla. Usando un traje formal porque conocería a alguien importante ese día.

—Te he conseguido un prometido —comentó Wyatt tres días atrás en mitad del almuerzo.

Arley se le cayó el vaso de jugo sabor naranja sobre el suelo, y Maurice, una de los esposos de Wyatt salió corriendo en busca de un paño.

—Es mi sobrino —comentó Dyer, mientras limpiaba la boca de su hijo Teran, él cual no pudo evitar gritar un "mamá", pero esto poco le importó al rubio. — ¿Te he hablado de mi familia?

—No... —contestó Arley confundido.

—Yo vengo de la familia Gagnon. Descendientes de la familia real de Inglaterra.

—Mejor dicho bastardos —comentó Mae, la única esposa femenina de Wyatt en torno burlesco. Haciendo enojar a su competencia por el favoritismo del hombre de la casa. Wyatt dio un golpe en la mesa, haciendo a los dos omegas callarse.

—Es un omega de buen linaje. Soy conocido de su padre, quién está orgullosa de su buena crianza y de su belleza excepcional. —comentó el alfa mientras cortaba la carne de su propio plato. —Arley ¿entiendes que es imposible que puedas encontrar mejor pareja? Como alfa eres fatal, pero tengo la esperanza que con un buen omega que te abra sus piernas maduraras de inmediato.

Arley simplemente quedó callado. El día que se fue a vivir con su tío, su madre le advirtió que era una persona sumamente codiciosa de fama, poder y dinero, además que era probable que intenté enseñarle aquel estilo de vida. Por eso mismo, el joven se había mantenido a la defensiva, pero eso sirvió de poco.

Suspiró y decidió dejar de mirar al espejo. Salió de su habitación, para dirigirse al living, donde su tío le esperaba mientras hablaba con alguien desconocido. Era un joven rubio de cabellos ondulados y largos, piel blanca perfecta y delicada. Ojos de colores diferentes, siendo uno verde y el otro azul. Sus rasgos afeminados y aroma daban a entender que se trataba de un omega a pesar de su altura, sin embargo, le faltaba mucho para alcanzar a Arley o a su tío Wyatt.

El Alfa más InútilWhere stories live. Discover now