CAPÍTULO DOS

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—Max, quítate, por favor…

_______ empujó a su novio, quien le estaba besando el cuello. Los dos se habían hospedado en la habitación donde siempre lo hacían.

Max cayó de espaldas en la cama y dio un gruñido.

—¿Ahora qué, _______? —el muchacho no se molestó en ocultar la frustración en su voz. —Hemos estado con lo mismo desde hace dos semanas y ya me estoy empezando a cansar…— dijo, sobándose con fuerza el rostro con las manos.

—Lo siento… simplemente no estoy de humor…

—______, dime… ¿pasa algo malo? —Max se acomodó de forma en que estaba sentado delante de _______.

"Todo"_______ deseó que fuera tan fácil de decir, pero no lo era. Ni siquiera ella podía entender por qué estaba actuando así. Max tenía razón, habían estado así por dos semanas.

Desde que Liam la dejo todo se había vuelto un caos. Debió haberle dicho a Max que al fin era libre, pero no podía hacerlo. Sentía como si estuviera traicionando a Liam. No podía entender nada. Sólo tenía una cosa clara… extrañaba a Liam, lo extrañaba con todas sus fuerzas.

Trató de vivir con normalidad, pero parecía que ésta lo estaba evadiendo. Miraba los programas de comedia que veía junto a Liam en una de esas raras ocasiones en la que estaba en casa temprano en la noche, pero ya no le hacían gracia. Sólo recordaba cuando los dos jugaban a quedarse en silencio para ver quien reía primero. Y como ella era un mal perdedor, siempre hacia trampa atacando a Liam, haciéndole cosquillas en el cuello hasta que el chico tuviera los ojos llorosos por la risa.

Cuando se despertaba, iba directo a la cocina porque estaba acostumbrado a ver su desayuno listo en la mesa. Liam usualmente se lo preparaba. Ella no solía prestarle mucha atención, pensando que el otro preparaba el desayuno para dos porque era más práctico. Después de pensarlo bien se dio cuenta que Liam rara vez tomaba desayuno.
Durante los fines de semana veía a Liam con sólo una taza de café mientras leía el diario… lamentaba no saber de qué forma le gustaba tomárselo.

Era una pareja desconsiderada.

Era gracioso como este tipo de cosas la perseguían ahora que era libre.

—Max… démonos un tiempo. — dijo en voz baja. Se levantó de la cama y empezó a abotonarse la blusa. Nunca en sus casi seis años de relación había pensado que este momento llegaría, el momento en donde le pediría un tiempo a Max. Estaban locamente enamorados ahora, ya no estaba muy segura de sus sentimientos. Romper la relación parecía lo más correcto.

—¿Qu-Qué? —Max estaba confundido. —¿Hice algo malo _______?

—No.

—Entonces… ¿por qué?

—Necesito un respiro, hemos estado haciendo lo mismo por 6 años, Max.

—No te creo… él tiene algo que ver con esto, ¿no es cierto? ¿Te dijo que dejaras de verme?

—Él no tiene nada que ver es mi decisión. —En cierta parte era una mentira, Liam sí tenía algo que ver inconscientemente. Al recordar la última conversación que tuvo con el castaño, su corazón dolió. Recordaba cuán vulnerable se veía Liam cuando admitió que la amaba y cuán cruel había sido su reacción.

Cuando terminó de arreglarse, cogió sus cosas y miró a Max.

—Ya me voy.

Max dio un suspiro antes de ponerse de pie, sabía que debía dejar ser a _______, sabía qué tan firme se ponía cuando tomaba una decisión, insistir sólo empeoraría su relación.

MIENTES. (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora