Canción de Calabaza

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Disclaimer | ©Shingeki no Kyojin/進撃の巨人, sus personajes y trama son propiedad de su autor, Hajime Isayama. La trama de este Fic pertenece a ©Coorp. CharlyLand. Creación sin fines de lucro sólo recreativos.

Notas | Este Fic pertenece al Desafío Rugidos de #Attackonfanfics

—Para: Naruby Scarlet—

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Marley había cumplido su promesa, y aquella noche su ataque fue tan destructivo que Mikasa Ackerman solo había pudo ser lo que todos los habitantes dentro de aquellos muros eran.

Un mero espectador de tal aniquilación.

Otro par de ojos más que vio como el cielo ardía en llamas y descendía en virulentas nubes que secaban los pulmones y alentaban los gritos por los titanes que caían a diestra y siniestra desde ellas.

Esa noche oscura, una lluvia de titanes hambrientos era la catástrofe que engullía la Isla Paradi. Una catástrofe en la que miles de vidas eran cercenadas sin piedad y por ello, la tierra era manchada de sangre.

Y ella lloró al ver la devastación en la que su mundo se sumió, y siguió llorando mientras salía junto a sus compañeros en pos de salvaguardar a cuanta gente pudieran, pero que al final fue en vano. Pues en la marejada de desesperación y agonía a nadie le importó sus voces, sus clamores y su lucha.

Atrapados en el pánico, aquellas gentes por las que muchos de ellos habían dejado más que su infancia y futuro, pasaron encima de sus esfuerzos, desmoronando sus intentos.

Pies frenéticos y brazos violentos ayudaron a las bocas bestiales a arrancar los alientos de vida y los sueños de un mañana de libertad a aquellos soldados que eran su último escudo.

Fue así que mientras la noche avanzaba que Mikasa sintió como su llanto se intensificaba al ver las fatídicas escenas. Un llanto que se convirtió en desgarradores gritos al contemplar desde tejado en el que se encontraba, como Armin, transformado en un titán, sucumbía ante sus iguales, que como un tsunami se abalanzaban sobre él.

Amasijo de carne, vómito de sangre y tejidos entre fauces predadoras, a eso fue reducido aquel rubiecillo, quien había sido uno de sus mejores amigos, su otro hermano.

No.

No.

No.

Repetía su alma una y otra vez, negándose ante las imágenes que la destrozaban con crueldad.

«Tiene que ser todo esto una pesadilla. Una horrible pesadilla» Se decía.

«No está pasando. Estoy soñando. Es una ilusión» Trataba de convencerse.

Pero era una asquerosa verdad. La única verdad que existía y existiría para ella.

Una que terminó de escupirle en la cara que, después de aquella noche nada volvería a ser como lo fue, o como desearon que fuese todos aquellos que ahora estaban muertos. Pues cuando uno de los enormes pájaros de metal que sobrevolaban la ciudad descendió sobre el muro cornado por la Gran Sina, supo que no habría nada más. Porque era el final. Lo hizo al ver como unos desconocidos gritaban desde lo alto con voz de júbilo:

—«¡Al fin lo hemos logrado!» «¡En esta noche estamos regresando a los demonios al infierno!»

Después de aquello, lenguas de fuego expulsadas desde las bocas de los pájaros de metal impactaron con arrasador vorágine con todo cuanto estaba bajo ellos.

Canción de CalabazaWhere stories live. Discover now