Capítulo 3: Un extraño pedido.

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Una de las tantas cosas que yo odiaba con toda mi alma, era despertarme temprano.


Obviamente tenía que despertarme temprano para ir a la escuela pero eso no evitaba que detestara el levantarme temprano. En serio, lo odiaba. Lo odiaba tanto.



Bosteze, hacia bastante frío, lo bueno es que traía una chamarra lo suficientemente caliente para que el frío no no me afectará casi nada, pero donde la chamarra de plano no estaba sirviendo era en la orejas, las tenía tan frías y rojas que podrían confundirlas con la nariz de Rodolfo el reno, eso era lo malo de irse caminando a la escuela.



Para mi mala suerte mi papá no me llevo hoy y dudo mucho que me lleve mañana. Clásico. Solo se preocupan de llevar a mi hermana. Desalmados.



-¡Lancaster! -gritó alguien con una voz bastante familiar volteé a ver al dueño de la voz, era Jade. Que sorpresa.



-Oh, hola, Jade -saludé caminando al carro mientras ella se estaba orillando -. Que sorpresa.



-¿Sorpresa? -preguntó la rubia burlona -, que gracioso eres, Aidan.



-Ah... ¿gracias? -contestó confundido, esta chica me pone demasiado nervioso.



-De nada y no es sorpresa, yo vivo unas cuantas cuadras atrás -explicó la chica -, así que te veré cada que vayas a la escuela, a menos que te lleve -terminó de decir guiñándome un ojo.



Tragué saliva mientras asentía mirando a otro lado.



-Sube, supongo que también vas a la escuela, ¿no?



-Sí, gracias -acepté su ofrecimiento y me subí al coche -, pero no pongas Persiana Americana, por favor -rogé en cuanto cerré la puerta.



Jade me miro y soltó un carcajada tan fuerte que hizo que me arrepintiera de haberlo dicho.


Pudo decir simplemente que no. Me encogí en mi asiento.



-¿Pongo la capota? -preguntó mirándome antes de emprender el camino hacia la escuela.



-Sí, hace bastante frío y no quisiera que el frío impactase mi cara -respondí subiendo el vidrio del carro, ella obedeció y presionó el botón para que se empezara a poner la capota.



Jade empezó a conducir, yo estaba fascinado con el convertible de Jade, para ser chica tenia el carro muy limpio. En serio, Jade tenía su carro reluciente puede que se escuche grosero pero el carro de Summer, Natasha, Airi y Pepper tenían demasiada ropa en él, tanto que ya no era un choche, era un closet. De miedo, ¿en serio, por qué las chicas siempre tienen su carro lleno de ropa?



Dudas existenciales y luego esta.



Nege con la cabeza y me dediqué a mirar por la ventana. La ciudad estaba tan tranquila a comparación de la noche o incluso de la tarde, solo en las mañanas y en las madrugadas, claro esta, se podía disfrutar de un paseo en coche sin tanto bullicio.



Jade aparcó el coche en una tienda rápida, la miré, ella estaba apagando él coche.



-No te me quedes viendo, sí, si vamos a bajar -dijó mientras abría la puerta -. Es que se me antoja un café.



Asentí mientras bajaba del carro enseguida de Jade.



Cuando conocí a Jade no me fije en nada más que en su cara, por que vamos, ella es guapa pero ahora me di cuenta que Jade tiene un cuerpazo, la verdad. Tachenme de lo que quieran pero es la verdad. Me siento sucio.



-Se te van los ojos, Lancaster -Jade comentó burlona al ver que la estaba viendo. Me sonroje.



-¡N-no te estoy viendo! -espeté nervioso acelerando el paso para entrar a la tienda.

She's bad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora