Continuación de mi fanfic, The Lady Of the Paint!!!!
Marinette y Adrien por fin cumplen su sueño; el estar con su más grande amor. Pero su felicidad se ve opacada por las constantes envidias de las chicas de París hacia Marinette al ser la prometida...
Amber se encontraba junto a su padre y su hermana, los que aún estaban nerviosos por las acciones de la ex señora Bourgeois.
-¿Un poco de té, señorita Amber? –le ofreció el mayordomo del hotel.
-Muchas gracias- la rubia le recibió la taza con una sonrisa - Algo me dice que tendré que acostumbrarme a estar aquí.
-No será tan malo como parece, señorita – le animó el hombre con bigote- Las cosas han cambiado. Tal vez su regreso a París sea señal de eso.
-Le agradezco nuevamente.-
Mientras Amber seguía con su conversación, el alcalde continuaba en el teléfono, aun exigiendo si eran verídicos los fraudes de su ex-esposa hacia Gabriel Agreste. Y de todos los abogados, así como de la misma asistente del diseñador, obtuvo la misma respuesta.
-¡¡Esto es un desastre!! –exclamó el robusto hombre, sobresaltando a sus hijas- Es un escándalo que dejará en duda mi posición política. Todo está en riesgo. ¡Hasta la reputación de mi hotel!
-¿No puedes hacer algo, papi? –le preguntó exasperada su hija mayor, asustada de perder la buena posición en la que ha vivido desde siempre, y todo por las acciones de su madre.
-No lo sé, mi princesita. Gabriel Agreste ya tiene la hora para el juicio, y los abogados me han contactado para declarar –respondió agobiado el alcalde y Chloé chilló de miedo.
-Y eso es más importante, que no haberme visto en casi 10 años... –susurró decepcionada Amber, siendo el mayordomo el único que la escuchara- No creo que se den cuenta si salgo a dar un pase...-
-¿Desea que llame al chofer? –le consultó el mozo, mientras recibía de vuelta la taza de té.
-No, gracias – Amber se acomodó sus gafas y boina- Hace mucho que no camino por París, y quisiera tener un tiempo para asimilar todo esto.
El hombre le dio una reverencia, y la encaminó hasta el umbral del hotel, sin antes de darle algunas recomendaciones, así como cuidados mientras paseara por las calles parisinas.
Amber se despidió del empleado, agradecida por los consejos, y un poco nerviosa por la situación de "ataques de Akuma". Algo que, a su parecer, los ciudadanos ya se habían habituado, hasta crear planes de contingencia como crear focos de turismo.
