You

24 3 0
                                    

Caminaba tranquilamente por las desoladas y oscuras calles de Seúl, admirando las delicadas letras negras impresas en su adorado vaso de café. El frio calaba sus huesos furiosamente, su cuerpo se sentía pesado y sus manos temblaban. Las nubes cubrían el cielo de una manera única y hermosa, los arboles se movían armoniosamente de lado a lado en una rítmica danza. Llevó una vez más el humeante líquido a sus labios adorando la sensación que el calor del café causaba en su cuerpo.

Recuerda perfectamente que cada noche la vivía de esa mísma y aburrida manera, todas las noches al llegar a casa e ir a la cama era lo mismo. Cerraba sus ojos con la esperanza de poder por una vez en mucho tiempo dormir a gusto, pero eso era un placer que Min YoonGi no se podía dar, el insomnio se apoderaba de su cuerpo tan rápido que lo odiaba, odiaba cada día de su vida por esta misma razón, y por lo apestoso que todo se estaba volviendo ultimamente. Su trabajo de productor no era malo, pero de verdad los últimos tiempos estaban siendo bastante difíciles y sus pensamientos cada vez estaban más dispersos.

Era como tener una doble vida, de día un exitoso productor y de noche un joven solitario adicto a la cafeína... necesitaba algo, solo un pequeño detalle que revolucionara su vida y la hiciera más interesante. Dió pasos largos hasta la banca que estaba frente a la pequeña fuente del parque y se sentó. Su vida era buena y no se quejaba de eso, comía lo que desea, tenía todas las cosas que necesitaba, trabajaba haciendo lo que amaba, pero aun así algo faltaba y eso lo hacía sentirse irremediablemente vacío, necesitaba algo... algo hermoso en lo que inspirarse y volver a ser como en un principio.

La luna estaba brillando orgullosamente sobre el cielo nocturno,siendo opacada únicamente por las suaves nubes grises que la cubrían, acompañada por la tenue luz de la ciudad. A lejos pudo ver una silueta moverse lentamente de un lado a otro, tan delicado y suave, una linda cabellera rubia se movía al compás de los movimientos, sus manos trazaban figuras abstractas en el aire. Movimientos tan hermosos y limpios que te llamaban, era algo tan hermoso que no podía despegar sus ojos del cuerpo que se movía tan libre por el espacio, como si nada lo detuviera, como si pudiera volar.

Quiso acercarse y hablar con el dueño de tanto talento y hermosura, de hecho se levantó del banco en el que estaba y caminó por los alrededores del parque hasta estár un poco más cerca, pero no tanto como el realmente quería, sus pasos se detuvieron al escuchar una simple pista que era suave y triste. Avanzó dos pasos hacía adelante con ganas de ver a la persona tan talentosa y de silueta malditamente hermosa que se encontraba en este momento de rodillas mirando hacía el cielo... exactamente hacía donde entre nubes difusas se encontraba la luna y Min YoonGi pudo apreciar el rostro de aquella persona, era un chico... un chico realmente hermoso. Delgado, las curvas de su cuerpo se dejaban ver atravez de una fina camisa de saten blanco, tan delicadas y firmes, ojos cafés brillantes, piel canela suave, unas grandes y sonrojadas mejillas, labios abultados siendo tan llamativos por su inexplicable brillo y color.

La melodía que se reproducía en un pequeño parlante paró y sus ojos escanearon las gotas que recorrían las mejillas de aquel chico misterioso y unos cuantos segundos más tarde se dió cuenta que eran lagrimas... lagrimas que sin saber por qué le supieron amargas. Su expresión cambió tan repentinamente a una de dolor, el chico frente a él no dejaba de derramar lágrimas como una cascada. Min se quedó tan ensimismado apreciando al chico que no se dió cuenta que el dueño de aquellos movimientos tan bellos se había levantado de donde estaba y lo miraba fijamente como queriendo descubrir sus pensamientos. Min levantó su mirada solo un poco y se encontró con unos ojos cafés cristalinos que lo observaban como si fuera la cosa más extraña del mundo.

Se quedó perdido en esos ojos que expresaban tanto y a la vez nada que realmente nada más le importaba en ese instante, avanzó solo un paso más y no supo porqué, pero le tendió la mano al chico rubio y le dedicó una débil sonrisa. El ceño del chico se frunció notablemente y su rostro mostro una mirada triste y confunsa. YoonGi inseguro sonrió amable y esperó por él. El chico frente a él mantenía el rostro dolido cuando alzó la mano lentamente acercandose a Min. Dudando en sus acciones sus dedos rosaron sutilmente los del contrario y sintió una extraña corriente recorrer su cuerpo, miró sus manos como si fuera la cosa más interesante del mundo. Observo la maneta tímida y delicada del chico al tocar su mano, como si tuviera miedo de causarle algún daño. El silencio se hizo presente y lo único que realmente llamaba la atención en su entorno era la agitada respiración de ambos, la de YoonGi por el resiente contacto con el desconocido y este mismo por estar bailando. El chico frente a él lo miró, miró sus ojos fijamente. Se sentía tan familiar su toque, sus manos juntas... era como si ya se conocieran de algún lado, pero realmente no recordaba. De hecho, no era necesario recordar nada, no debían perder tiempo. Se concentraron en sus manos juntas sintiendo la corriente electrica recorrer esta vez los dos cuerpos repetidas veces. Era algo tan delicado y sublime, el ambiente, el aire fresco que chocaba suavemente contra sus rostros, el silencio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 25, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Principe de la luna ❕yoonmin❕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora