Last

43 6 4
                                    

—🐻—

Jeongguk no suele dormir muchas horas, su mente no se lo permite.

Suele quedarse despierto muchos días continuos sin darse la más mínima idea. Más cuando las noches son increíblemente normales, cuando las noches tienen ese aire fresco que te hace delirar y viajar a mil planetas estando sentado solo en un simple ventanal, cuando  todo está en calma pero nada realmente lo está.

Ama poder ver el hermoso amanecer desde ese gran ventanal, tratando de poder absorber el suspiro del cielo que éste le proporciona, a pesar de que no le sirva ni de motivación existencial, y de que sea innecesariamente inútil. Es imposible porque la mayor parte de ese tiempo posee un cigarrillo en su mano izquierda y humo en sus fosas nasales en conjunto de sueños y esperanzas rotas demostradas en lágrimas secas sobre sus mejillas, mares insignificativos actuando de armas mortales para si mismo, diciéndose lo ridículo que es, los centavos que se hace valer, cayéndose tal cual una hoja seca de un árbol desabrigado en otoño. Siempre en la misma posición gratamente incómoda, siempre mirando a un punto fijo e inconcreto del cemento gris disperso sobre las calles, siempre pensando y torturándose.

–🐻–

Sujetó su lápiz entre sus delegados dedos a las seis de la madrugada, no sabía por qué estaba ahí pero lo estaba y ya era hora de intentar volver a la realidad de alguna u otra manera, pero a pesar de todo el esfuerzo que pusiera no era capaz de mover su mano y rayar la hoja. La desesperación ganó y rompió por completo el papel. De repente se sintió enfermo y con mareos, se dirigió al baño a devolver lo que no existía en su estómago, al salir observó una vez más los dibujos en su pared que alguna vez había hecho, con tanta inspiración, sueños e ilusión.

Un agudo sonido comenzó a palpitar su cabeza y dando vueltas con odio y rencor tiró de sus obras dejándolos tirados junto a él en el suelo.

Eran las seis de la mañana cuando decidió salir de su departamento con la lluvia, dirigiéndose a la cafetería más cercana de ahí, no quería alejarse mucho de su refugio contra el mundo, y la única cafetería que abrían a tan descomunal hora.

Se sentó de forma brusca demacrado y arruinado, sintió que su cuerpo volaría con el viento en su transcurso de ida y no le parecía raro, había perdido mucho peso esa última semana en específica, o quizás en ese año en específico, cuando ni siquiera su dolor servía de inspiración para su arte visual o escrita.

¿Quién diría que uno de los escritores más famosos mundialmente por sus obras majestuosas estaría tirado a un costado del asiento doble de una cafetería?

Después de tantos minutos pensando mojado en aquella silla no se dió cuenta que un alto chico estaba observándole y mucho menos que dejó el café que el siempre pedía al ir allí. Levantó la mirada y sintió un revuelco nuevamente en su sistema, ¿Iba a vomitar otra vez? Sin embargo fue diferente a las anteriores, pues más que una asquerosa arcada era un cosquilleo interno, como miles de hormigas correteando dentro suyo.

El chico que dejó el vaso de plástico se sentó frente a él con una cálida sonrisa y el azabache no pudo evitar sonrojarse ante ese gesto tan bonito a pesar de saber la falsedad en ella.

—Hola.

—Hola.— Jeongguk se sorprendió al escuchar su voz, pasó tanto desde la última vez que abrió su boca que se apenó por lo ronca y seca que ésta sonaba.

—¿Qué haces a esta hora? Nunca te he visto llegar tan temprano.

Jeongguk miró intrigado. Nunca nadie se había acercado a él con tanta naturalidad y mucho menos con curiosidad, tenía miedo de que se burlarse de él, por sus grandes bolsas en los ojos y en la espalda. Ser un chico de 21 años no era tan fácil y divertido como todos decían.—¿Acaso no tienes tacto? Simplemente recordé que hay una cafetería que suele abrir muy temprano ¿Por qué abres tan temprano?— No supo de dónde consiguió tanta seguridad, pero ésta se esfumó rápido pues no pudo mantener su mirada tan penetrante.

예술 art_ [VKOOK] OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora