- Entonces ¿sabías cómo se sentía o no?
- Ya le dije que no.
- ¿Y ella no te comentó nada?
- ¿¡Cómo iba a hacerlo!? ¡Yo no vivo en la ciudad carajo! ¡No me había llamado!
-Le pido que se tranquilice, necesito que conteste mis preguntas, ¿hace cuánto usted no tenía noticias de ella?
- Ya le contesté las mismas preguntas al detective que me interrogó hace una hora.
- Lo lamento joven, pero son de rutina, tiene que contestar si no quiere pasar la noche en la cárcel hoy.
- Aahh...me llamó hace diez días, yo no supe nada hasta esta mañana. Como ya le dije no vivo aquí. Ella me llamaba una vez a la semana pero supuse que se le había olvidado.
- ¿Y no le pareció sospechoso que no le llamara? Según tengo entendido le llamaba todos los viernes desde hacía más de 4 meses. Incluso creo recordar que hubo tres veces que le llamó aún estando enferma.
- Bueno, sí pero...espere ¿cómo sabe eso? ¿Revisaron su registro de llamadas?
- Es necesario para este tipo de situaciones.
- Espere, ¿revisaron sus conversaciones? ¡¿Nuestras conversaciones?!
- Joven, le ruego se calme. Sí...las revisamos.
- Entonces... ¿escucharon el mensaje que le dejé?
-Así es, lo escuchamos, al igual que ella.
- Oh dios...no, no, no, no puede ser. No se lo decía a ella, en serio, ni siquiera sabía que Preya la había llamado. Cuando lo quise borrar ya se había mandado.
- Es por eso que necesitamos que conteste algunas preguntas.
- ¡Que ya les contesté maldita sea! No hice nada en contra de ella, la única razón por la que no la llamé fue porque sentía que era turno de ella de esforzarse. Yo ya había dado todo de mí.
¡Sin embargo jamás haría algo para lastimarla!- Joven por favor, necesito que se calme y me diga si usted sentía algún tipo de odio o rencor hacia ell-
- ¡Ja! ¿Rencor? Está bromeando, ¿verdad? ¡¿Es esta una maldita broma?! ¡Por dios, yo la amo! Me dolía en el alma no llamarle aunque tuviera una angustia terrible acerca de cómo estaba, pero no iba a hacerlo ¡no podía!
Fue ella quien me hizo sufrir como si fuese un juego de niños. No reparó en lo que estaba haciendo, y decidí tampoco hacerlo. Le hablé mal, de forma fría y seca, no estaba dispuesto a dejar que me ocurriera otra vez. La seguía amando, pero ahora era en secreto, no se lo diría aunque me diera una pequeña esperanza. Si me quería tendría que sufrir para creerle tal como yo lo hice, no quería sentir debilidad, fue por eso que tampoco me importó la manera en que le decía las cosas o cómo actuaba. Estaba harto de su actitud; tan infantil, tan despreocupada, tan malditamente triste de cosas que podía contarme, tan inmersa en sentir pena por sí misma que no veía que podía hablar de lo que fuera conmigo...porque nos conocíamos, sabía lo que le gustaba y lo que no, sus caras, sus facetas, la manera en que fruncía el ceño mientras se reía, como bailaba de forma descoordinada, como modificaba su voz para sonar igual que jaja...lo siento, es sólo que...la extraño más de lo que creía...y ahora la perdí.
- Discúlpeme, no quería alterarlo de esta manera.
- No...es culpa mía. Adelante, pregunte lo que quiera.
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120 sospechosos.
Mystery / ThrillerFelicia Moscares, una florista de 24 años, desapareció un día nublado de otoño. Nadie sabe dónde podría encontrarse, al menos aparentemente. Conforme va avanzando la investigación, el detective Dominico Lozas y el jefe de policías Arturo Islas, desc...