Capitulo 16

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Ale cogió mi mano y me condujo al interior de la casa. Al entrar por la verja me sorprendí al ver un enorme jardín, con césped por todos lados y una piscina. La casa era impresionante también. Entramos y Ale me enseñó cada rincón. La habitación que iba a ocupar era muy espaciosa y poseía un gran ventanal desde el que se veía la luna llena, reinando en la negrura del cielo. Una enorme cama de matrimonio de dos metros se situaba bajo aquella ventana. 

No me di cuenta que Harry estaba a mi lado, y mientras Ale y Michael estaban entretenidos enseñándome la estancia, éste me tomó de la mano. Le miré de soslayo y supe que pensaba lo mismo que yo. Aquella noche lo haríamos allí.

Me sorprendí gratamente al observar que había un cuarto de baño privado y en su interior una bañera redonda de hidromasajes. Tuve que parpadear un par de veces y obligarme a pensar en otras cosas porque sólo veía a Harry en su interior y mi apetito sexual se había reactivado. Harry me miró y en sus ojos vi una promesa de lo que nos deparaba aquella noche.

Después de darnos una ducha y cambiarnos de ropa, salimos a cenar fuera con Ale y Michael. Éstos nos llevaron hasta un restaurante situado en el paseo marítimo del pueblo. Era un lugar muy romántico. Nuestros amigos, como siempre, monopolizaban todos los temas de conversación, así que Harry y yo sólo nos limitábamos a mirarles y a asentir, mientras nos cogíamos de la mano bajo la mesa, lejos de las miradas indiscretas. Fuimos a un pub en el que estuvimos hasta las dos de la mañana. Ahí lo pasamos mejor porque con la música alta, no escuchábamos la mitad de la perorata de Ale y sus problemas para elegir mantelería. Harry me sacó a bailar y nos perdimos entre la multitud de personas que llenaban el local. Nos ocultamos tras una de las columnas y nos besamos apasionadamente. Cuando noté que la cosa se volvía seria, le detuve y sonreí.

— Volvamos a la casa. Me muero de ganas por estrenar esa cama. – Le dije y volvió a besarme y a estrecharme entre sus brazos.

— Si pretendías frenarme, has conseguido el efecto contrario. Te juro que te lo haría aquí y ahora mismo.

— ¿Y qué hay del romanticismo? – Reí.

— El romanticismo está sobrevalorado, ____.

Tomé su rostro entre mis manos y volví a besarle. Harry me tenía cada vez más arrinconada tras la columna. Entre besos, vimos pasar a nuestro lado a Ale y a Michael. No se habían percatado de nuestra presencia, así que nos separamos y Harry llamó a Michael.

— Os estábamos buscando. – Explicó Ale-. ¿Nos vamos ya a casa?

— Como quieras. – Accedí -. La verdad es que estoy cansada.

— Adelantaos vosotras. Harry y yo nos quedaremos a tomar una última copa. –Intervino Michael.

Harry le miró, extrañado, pero no dijo nada. Yo sólo me limité a sonreír, aunque me sentía en cierto modo decepcionada por no regresar con él.

— ¿Cómo volveréis? La casa está lejos. – Dije.

— No te preocupes por eso. Marchaos y descansar. Mañana nos espera un día estupendo. – Michael sonrió y tras posar su mano sobre el hombro de Harry, lo alejó de mí y fueron hasta la barra.

Miré a Ale. No parecía molesta, todo lo contrario. Caminamos hasta el coche, en silencio, pero me di cuenta que ocurría algo. En el camino guardé silencio y me dediqué a mirar el cielo nocturno tras la ventana.

— ____… 

Tuya en la oscuridad (Harry, Zayn & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora