Él, Yo, un mundo infinito de posibilidades, un paso adelante o dos atrás, cuando Yo miró a Él durante un pequeño evento en el que se encontraban, supo que Él tendría un papel muy importante en su vida, y que si en realidad existía ese lazo rojo del que hablan los japoneses, el otro extremo del suyo estaría atado a su dedo meñique.
Ese día Él y Yo tomaron el mismo camino, y no pudo haber sido de una mejor manera, o ese ángel no pudo haber concebido una mejor idea sobre llevarlos a todos a sus casas, dejando a Él y a Yo en la silla de atrás, así comienza una historia, que simplemente no debe tener un final. Los días transcurrían con normalidad y Yo estaba fisgoneando el timeline de su Facebook, cuando una sorpresiva notificación apareció, era Él quien había enviado la solicitud, Yo se emocionó y dejó volar su imaginación, y su mente demasiado romantizada, empezó a crear conjeturas.
"Algo de mí le debió haber gustado, porque si no hubiera sido así, no me hubiera buscado" pensó Yo entre tantos pensamientos que tocaron su cabeza en ese momento, así que decidió hacer lo de siempre, dejar pasar unos días, esperar a ver si iniciaba una conversación, y mientras eso llegaba, ver foto por foto, álbum por álbum e imaginar qué estaría pasando por la cabeza de Él cuando envió la solicitud.
Yo era un joven de no más de veinti tantos años, y Él era solo un poco mayor, pero Yo no podía concebir qué fue lo que vio en su persona para motivarlo a apretar ese botón que los unía de manera digital.
Con el paso de los días y varios encuentros entre los dos, se entablaron conversaciones ligeras, de esas que suelen darse en los pasillos, tópicos superficiales que no llevaban a ninguna consideración por parte de ninguno.
El día llegó, Yo lo estaba esperando como si se tratara de su propia fecha y llamó, recordando así que no tenía mala memoria, ni que necesitaba a Facebook para recordar una fecha así, Él contestó y de manera muy amable agradeció la felicitación de cumpleaños y extendió una invitación a pasar un rato en el que Él y algunas amistades muy cercanas, se reunirían para celebrar que hacía no más de un par de décadas, Él había llegado a este mundo, y ¿cómo no ir? Si gracias a ese nacimiento, Yo tenía un empuje.
Llegada la noche, Yo llegó a la casa de Él y conoció con cariño a Margarita, la mejor amiga de Él, pasaron las horas y la noche se hacía cada vez mayor, cubriendo con su manto cientos de recuerdos, para que con la llegada del alba, no desaparecieran como un sueño. Los días pasaron y Yo estaba cada vez más seguro de que el hilo rojo terminaba en su mano, conversaciones que tenían lugar cerca al mar, con la brisa nocturna rozando sus caras, y con el recuerdo de una cena que Yo nunca olvidaría.
No se sabe a ciencia cierta si fue en ese momento o después, cuando Yo se dio cuenta de lo que significaba realmente estar cerca de Él y su capacidad de sacar a un Yo que solo había salido en la intimidad de su habitación, un Yo que disfrutaba de planes simples, de invitaciones a caminar y hablar, un Yo que, por no decir más, era medio friki.
El caso en todo este sueño es que Yo nunca ha olvidado a Él, pues ha sido juntos, el lugar y el momento en el cual Yo se ha sentido realmente libre, a pesar de que Él no sabe sobre ese tema, del cual Yo no siente necesidad ni siquiera de tocar, pues es irrelevante, aunque muchas veces algunas personas hayan tocado el tema y hecho comentarios que si bien a Yo no le molestan, sí dejan entrever que ese tema es a quién le gusta Yo.
Los años han pasado, Él y Yo se han alejado en distancia, pero una sola palabra ha bastado para que todo este sueño, en el que vivía Yo, y que por un momento despertó, regresara a su mente, cada palabra, cada momento y cada acción que pasaron juntos, regresó; cuando Él, sin darse cuenta llevó a Yo al límite de su resistencia, forzándolo a llenar su cabeza de mil pensamientos para evitar un colapso que lo hiciera hablar y arriesgarse a que todo cambiara.
Yo se dio cuenta con ese tiempo lejos, que síestaban atados, pero no por el hilo rojo, sino por algo aún más fuerte, una verdaderaamistad, que muy a su pesar nunca pasaría de ser solo eso.
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Él y Yo
Short StoryUn cuento corto, una imaginación extensa y dos personajes que se encuentran y no dejan paso a la duda que el destino nos juega malas pasadas.