Blanche llegó a casa casi al oscurecer. Estaba radiante. Pasó por nuestro lado sin decirnos nada. Creo que ni siquiera se había percatado de nuestra presencia. Zayn sonrió y yo me levanté y fui tras ella.
— Por el brillo en tu mirada, puedo pensar que o has vendido mucho, o te ha ocurrido otra cosa que te ha hecho feliz. - Blanche pegó un saltito, asustada al no darse cuenta anteriormente de mi presencia.
— ¿Cuándo habéis llegado?
— Pero si estábamos aquí cuando has entrado. ¿No nos has visto en el salón?
— No me he dado cuenta. – Sonrió -. Hoy he conocido a alguien en la reunión.
— ¿Sí? ¿A quién?
— Es un chico guapísimo. Si le vieras… Tiene un cabello rubio ceniza, precioso, y sus ojos azules son tan profundos y hermosos…
— ¿Y dónde le has conocido?
— Ha venido a la reunión que tenía esta mañana. Le acompañaba una chica. Pensé que era su novia o su esposa, pero me equivoqué. Estuvo ligando conmigo todo el tiempo y a su acompañante no parecía importarle. Hemos quedado más tarde. Quiere que le enseñe algunos de mis artículos en privado.
— ¿Esta noche? Eso ha sonado como una proposición sexual.
— Lo sé. – Rió -. Pero no me importa. Si surge algo lo aceptaré encantada. Me gusta mucho y hace tiempo que no salgo con nadie, así que…
— Pues haces bien. – Sonreí.
— ¿Cómo van las cosas entre Zayn y tú?
— Muy bien. Me preocupaba que nos distanciásemos después de lo que pasó con Ale y los demás, pero no ha sido así. Me ha pedido que me case con él.
— ¿Qué? – Su cara de sorpresa fue un poema -. Yo estuve con él diez años y jamás me lo pidió. Eso quiere decir que está más que loco por ti. Te ama de verdad.
— Sí. Yo también le amo con todo mi corazón. – Sonreí -. Va a presentarme a su familia.
Blanche dejó todo lo que estaba haciendo y me miró, extrañada.
— ¿Qué te va a presentar a su familia? No me lo puedo creer. Lleva años sin hablarse con su padre y con los demás no es que lleve una relación fluida. Oye… Has conseguido hasta que quiera una reconciliación familiar. Es como un milagro a gran escala… No te imaginas lo feliz que estoy de que os hayáis conocido. Zayn siempre ha tenido esa espina y por fin va a deshacerse de ella. Por cierto, ____, no te he preguntado, ¿cómo te encuentras?
La miré con tristeza y cerré la puerta de su habitación para tener más intimidad. Me senté en una silla, frente a ella que se había apoyado en el borde de la cama.
— No estoy bien. Necesito olvidarme de lo que ha ocurrido, pero no puedo. James ha conseguido que mi mente se distrajese por unas horas, pero ha sido volver aquí y otra vez me rondan un sinfín de pensamientos en mi cerebro. Lo que me ha ocurrido, en cierto modo, es bastante traumático para mí, pero lo que más me duele es que hayan sido mis propios amigos quienes me hayan dañado de este modo. Y Harry, aunque te parezca mentira, es el que más me ha herido. Nunca hubiese esperado que participase en eso, y más sabiendo que yo odiaba ese tipo de situaciones. Estaba muy enamorado de mí, Blanche. Me amaba. ¿Cómo me pudo hacer esto? – No pude evitar que mi voz se quebrase en las últimas palabras y me puse a llorar.
— No lo sé, ____. Yo tampoco lo entiendo. – Contestó, tristemente -. ¿Estás segura que él era consciente de que estabas ahí contra tu voluntad?
— Le rogué a Michael y a Ale que me dejasen ir. Él tuvo que oírlo puesto que estaba en la habitación. Pensar que he malgastado un mes entero de mi vida junto a él, cuando podría haber seguido con Zayn, me parte el corazón. Yo no me he portado bien con James, y aun así me ha esperado. No me lo merezco.
Limpié mis lágrimas y me levanté de la silla. Blanche se acercó a su maletín y comenzó a buscar algo. Me entregó una caja y al cogerla, la miré con curiosidad.
— ¿Esto qué es?
— Es un conjunto de lencería de los que vendo en mi web. Póntelo esta noche y relájate con Zayn. A ambos os hace falta descargar todo el estrés que estáis acumulando.
Al abrir la caja me sorprendí. Conocía ese conjunto. Lo había visto en la web de Blanche y sabía que era bastante caro.
— No puedo aceptarlo, Blanche. Esto es demasiado.
— Tómatelo como un regalo de compromiso.
— Gracias. – Sonreí y tras darle un abrazo, salí de su habitación.
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