Love is destructive•

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Oh, my, love, my darling I've hungered for
Your touch, a long lonely time
And time goes by, so slowly and time
Can do so much, are you still mine
I need your love,
I oh I need your love,
God speed your love to me.

La lenta melodía provocaba que los quejidos del muchacho dejaran de escucharse, su cuerpo estaba inmóvil y su mirada prefería perderse entre el color apagado de las paredes, a ver lo que estaban haciendo con su cuerpo. Respiró profundamente cerrando sus ojos al ser orillado al clímax de un orgasmo del cual su propio cuerpo había reaccionado por naturaleza, su espalda se arqueó al sentir los labios de aquella mujer alrededor de su glande y duró así unos minutos hasta sentir un adormecimiento en la parte baja de sus genitales. Ella se retiró empezando a desabotonar la parte central de su pantalón.
-No te muevas- Sonrió colocándo sus caderas sobre las de él.
-P-por favor- Bill la miró tratando de mover su cuerpo pero ella era mucho más fuerte y grande que él, le empujó contra la camilla de nuevo
-No seas una molestia, bonito- Comenzó a entrar sosteniéndose de los hombros de él -Y haz tu trabajo-
***

Fue empujado contra la celda, cayendo su cuerpo contra el suelo gris con un gran dolor en su espalda.

Se quedó unos minutos observando las pequeñas partículas de polvo volar por el aire y recordó como se veía Beverly al mover su cuerpo contra las telas, mostrando a la gente todo su talento. Cerró sus ojos recordando su imagen. Recordando la escena que le había jugado su mente semanas antes, viéndola desnuda bajo su cuerpo y los leves gemidos que ambos tenían que hacer. Llevó una de sus manos bajo sus pantalones blancos, tocando su longitud olvidando lo que había sucedido con aquella oficial. Escupió sobre su palma llevándola de nuevo hasta rodear su pene comenzando a mover de arriba a abajo.
-Bev- Gimió a lo bajo moviendo con más rapidez y su cuerpo temblaba mientras el sudor recorría bajo su espalda -Beverly- Dijo con dificultad y sintió su respiración acortándose ante el rápido orgasmo al que había llegado, su cuerpo se curveó mientras olas de electricidad cálidas se acumulaban en su entrepierna dejando brotar su semen contra su mano.
***

-Beverly- El hombre habló sin mover un solo hueso de su postura contra el sillón, ella giró para verlo antes de salir
-¿Si?- Acomodó su bolso en su hombro y deslizó su vestido para que la pequeña arruga que estaba sobre el, desapareciera.
-¿A dónde vas, linda?-
Ella sonrió, retirando su mano de la esfera de la puerta antes de salir, acercándose con sensualidad a él, sentándose sobre sus piernas
-Ginger me a pedido de favor ayudarle con los adornos de navidad- Deslizó sus dedos sobre el pecho del pelinegro y él la miró con atención, deteniendo sus manos tomándola de las muñecas
-Eres hermosa- La besó y ella de vuelta -Dile que irás luego- Introdujo su mano bajo el vestido estampado de flores de la muchacha y ella le detuvo, esquivando la escena que él quería que sucediera, comenzó a besar el cuello de la pelirroja
-No puedo- Le detuvo tomando su rostro entre sus manos y plantando un pequeño beso sobre sus labios para marcharse.
***

-Me han permitido darte algo- Ella sonrió mirando al ojiazul y su corazón se detuvo ante las palabras -Me permitieron darte un beso- Susurró y él sonrió dulcemente
-¿E-es enserio?- Jamás le había visto sonreír tan sinceramente y en sus ojos se posicionó un leve brillo cuando ella asintió y giró a uno de los viejos oficiales que se situaba cuidando el lugar de visitas.
-Solo cinco minutos, señorita- Ella asintió esperando que el hombre girara la llave de cobre para dejar verle por fin, el castaño se levantó del asiento esperando mientras sus manos temblaban ante la situación de tenerla de nuevo.
-No mas tiempo- Abrió la puerta y sin poder esperar ella se lanzó a sus brazos besándole sin dejar pasar el tiempo todo su rostro.
-Bev- Aspiró el perfume de caramelo que ella llevaba sobre su cuello
-Extrañaba sentirte- Entrelazó su mano con la del muchacho observando sus delgados y pequeños dedos en los cuales se situaban pequeñas marcas rojas y uñas rotas, besó los nudillos desgastados por tratar de defenderse y acarició su cabello con sutileza.
-¿Qué sucedió, Bill?- Mencionó con tristeza en su voz y él solo volvió a juntar sus besos contra los rosas y gruesos de ella.

Estaba bien, todo estaba bien por ahora, y no necesitaba que ella supiera todo lo que tenía que pasar para evitar las violentas escenas que eran obligadas a suceder por todos los presos y oficiales.

The Circus of Fun (Bill Skarsgård/Pennywise)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora