A veces, la vida te pone pruebas. En la mayoría de los casos, estas son superadas satisfactoriamente y es por eso que podemos contarlas y transmitirlas a través de las palabras a otras personas que deséan escucharlas o más bien leerlas.
En muchas otras ocasiones, la soledad no permite una trasmisión instantanea del torrente de pensamiento que emerge y fluye por tu cabeza, acaparando el control de la misma y obligándote a apuntar tus pensamientos a riesgo de que se volatilicen como lo hace una mota de polvo viajando por un haz de luz que se cuela a través de una ventana.
Estos son los pensamientos erráticos que se van generando, plasmados y compartidos para que, aquellos que deseen leerlos, puedan dedicar unos minutos a su estudio y comprensión.
Cabe constatar que emergen fruto del desasosiego y la desesperación. En otros casos de la incomprensión que a veces la vida te muestra. Todos son pruebas pero... ¿Cuál es el fin?