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Giordano no perdió un solo segundo en levantarse del sillón para tomar el sobre

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Giordano no perdió un solo segundo en levantarse del sillón para tomar el sobre. Con curiosidad, Marion observó como el chico salía corriendo a su cuarto, quizás para leer la carta con más privacidad y luego de varios minutos, empezaba a pegar de gritos como histérico.

La puerta del cuarto azotándose logró que Marion se encogiera en su lugar. Nunca iba a entender los subidones de energía de Gio, sin embargo, eso no era algo que le preocupara mucho. En realidad, lo que le tenía un poco mosqueado era la cocina ¡Estaba hecha un desastre! Se notaba que Giordano había pasado un buen rato preparándose un batido digno de un coma diabético. Había dulces de decoración regados en el suelo, la mesa estaba mojada, dejó rastros del merengue especial que Marion había preparado el día anterior y todos los trastes estaban apilados y sin lavar.

Frunció los labios con disgusto y tomando aire, se dispuso a limpiarlo todo.

Le tomó al menos veinte minutos el dejar la cocina decente y utilizable. Ese día su trabajo sería mucho más fácil, teniendo en cuenta que solo cocinaría la cena y no tendía que preocuparse por preparar algo para que Giordano comiera al día siguiente.

Sonrió, de un mejor humor, sabiendo que pronto podría tener un poco de tiempo libre y se dispuso a revisar su recetario mental. A conciencia, miró los ingredientes que tenía hasta que su sonrisa se volvió aún más amplia. Había todo lo necesario para preparar unos deliciosos ñoquis de calabaza integrales. Hasta ahora llevaba varios días atiborrando a Giordano de comida tailandesa y el chico comenzaba a aburrirse muy rápido de la misma. No era como su padre, que podría comer lo que fuera mientras Marion lo preparase sin importar si le daba el mismo platillo todo el mes; Maximilian era, sin sudarlo, un hombre de gustos sencillos, pero Giordano era de los que necesitaban cambios constantes en su vida. Una persona activa por naturaleza, curiosa y dispuesta a saltar a la aventura.

Marion resopló poniéndose de mal humor una vez más. La única aventura que alguien como él podía ofrecerle, eran los benditos ñoquis de calabaza.

—Pensamientos felices, Marion, pensamientos felices —murmuró fingiendo una sonrisa, mientras se concentraba en la cocina.

Giró el rostro, viendo su celular puesto en la mesa. La pantalla estaba brillando, por lo que supuso que alguien le había escrito. En la estufa, una olla con agua y aceite estaban haciendo lo suyo, así que se tomó un momento para lavarse las manos y revisar los mensajes, quizás era algo importante o tal vez era su padre, preguntando por centésima vez en el día si ya estaba en casa, como si él no le enviase un mensaje cada vez que entraba y salía de la misma.

Frunció el ceño y luego sonrió. En efecto, su padre le presumía la maravillosa vista del océano desde su ventana. Sonrió, no pudo evitar hacerlo, el hombre era un pesado, pero no le molestaba del todo que lo fuera, resultaba hasta agradable en ocasiones.

A sus espaldas, un par de habitaciones lejos pudo escuchar la risa de Giordano mientras hablaba con alguien. Gio siempre estaba hablando con gente, tenía un montón de amigos en todos lados y no era algo que Marion envidiase, porque vamos, él era un poco gruñón cuando las multitudes se le abalanzaban, quizás como consecuencia de que los grupos de la escuela tenían la costumbre de ir todos hacia él para exponer un problema en lugar de enviar a un representante. Lo que sea, Girdano era muy bueno lidiando con muchedumbres, estaba en su naturaleza, sin embargo, lo que de verdad le afectaba a Marion, era la curiosidad.

Si, la bendita curiosidad.

Desde pequeño fue uno de esos niños que querían saberlo todo, de los que insisten en enterarse de las cosas, aunque los adultos se los prohíban. Por culpa de esa vena metiche había encontrado a su padre teniendo sexo con una mujer cuando tenía apenas trece años. Eran tiempos pocos estables para Max, en los que aún sufría mucho por la pérdida de su esposa y pasaba sus días buscando el amor en los lugares incorrectos... Como, por ejemplo, la maestra de primaria de Marion. ¡Uff! ¡Cómo olvidarlo! ¡Aquella escena le dejó secuelas!

Con un escalofrío see sacudió, tratando de sacarse aquel montón de imágenes desagradables de la cabeza.

El caso aquí era Giordano, Giordano riendo a carcajadas, hablando mucho y haciendo ruido desde la habitación ¿Qué estaría haciendo? Había escuchado otras voces también, como susurros distorsionado, así que imaginaba que se encontraba realizando una llamada. A veces, cuando volvía de la escuela, lo hallaba hablando por Skype con alguien, pero nunca había alcanzado a ver a la persona, o a las personas, porque se mantenía en contacto con un montón de gente.

Y esa gente, junto con esa llamada, estaban logrando que Marion levantara una ceja y tuviese unas irremediables ganas de preguntar al respecto. Incluso estaba dispuesto a dejar los ñoquis abandonados para poder darse una vuelta por el cuarto y echar un vistazo en la computadora de Gio, pero el recuerdo de su padre y su maestra le obligaron a mantener el recato.

Otro escalofrío le recorrió la espalda, joder, esperaba volver a enterrar aquel recuerdo en el fondo de sus memorias olvidadas, justo donde debía estar.

Como si escuchara sus pensamientos, la puerta de la cocina se abrió de golpe, logrando que Marion saltara en su sitio y fingiera que estaba concentrado en el platillo que estaba preparando.

Marion fingió no verlo, apagó la lumbre notando que los ñoquis estaban listos y tomó un traste para moverlos de la olla.

—¡Marion! —exclamó Giordano con mucha emoción en su voz. Sin poder evitarlo, Marion pegó un salto en su sitio, demorándose un poco antes de girarse a verle.

—¡Dano!¡Estabas ahí! No te escuché venir —dijo en un tono que dejaba en evidencia sus mentiras, claro que lo escuchó venir, estaba seguro de que hasta el vecino le había escuchado venir, teniendo en cuenta el ruido que hacía.

—¿Tienes la semana libre? Si no la tienes, vas a tener que desocuparla —comentó con convicción. El muchacho tenía una expresión brillante en el rostro, sus ojos estaban encendidos con determinación, mientras los labios se le curvaban en una enorme sonrisa.

—¿Y eso cómo por qué? —preguntó, sin poder ocultar su vena curiosa.

Giordano tomó aire, parecía uno de esos presentadores de reality shows, los que eran de eliminación por votos. Estaba poniendo el ambiente con su presencia, movió los brazos y los labios como si dijera "Y el ganador es..."

—¡Vamos a detener una boda!

Marion se quedó en silencio. Parpadeo asegurándose de que había entendido sus palabras, abrió la boca, la cerró, frunció el ceño y ladeo el rostro.

—¿Cómo dices?


Monstruos, denme sus mejores teorías sobre este capítulo 7u7

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Monstruos, denme sus mejores teorías sobre este capítulo 7u7

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Entre otras noticias ¡Llegamos a 1k de votos! ¡Que felicidad! *o* muchas gracias por todo el apoyo y el amor que le están dando a esta historia, espero que disfruten mucho lo que viene *-*

Yo del 2021: No paro con la nostalgia xD

En fin, disfruten el capítulo y los espero en la siguiente entrega (?).

El camino de Giordano (LCDVR #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora