Only

8.2K 1K 844
                                    

✧❀✧     ✧❀✧     ✧❀✧

Se conocieron por un choque —no automovilístico—, sino chocaron por lo despistado que estaba YoonGi al correr.

Corría para alcanzar su próxima clase hasta que Park se interpuso en su camino y fuera impactado por el fuerte pecho de él.

—Yo, uh, ¡Lo-lo siento! — tartamudeó aún siendo atrapado por los brazos tonificados de JiMin, agarrando un rojizo en sus mejillas.

—No te preocupes, ¿Tú estás bien? — le cuestionó aún grabando en su memoria las delicadas facciones del contrario. YoonGi asintió y se alejaba del calor que el chico le brindaba.

—S-Sí... Uhm, si me-me disculpa, me tengo que ir. —y sin esperar alguna otra palabra del otro, se fue corriendo.

Esperando su regaño de parte de su profesor de Artes.

✧❀✧     ✧❀✧     ✧❀✧

Luego de su tan cliché encuentro, JiMin fue capturado entre las redes de la hermosura y ternura de el pálido.

Quiso conocer más del tímido chico, explorar más allá de ello, querer ser aquél que lo protegiera.

Entonces fue donde comenzó con ser su amigo, reían, jugaban, salían, hablaban de sus días... Ellos básicamente se trataban de una forma cariñosa, aparentando ser "amigos", aunque se comportaran como novios.

Y tanto en su tiempo, la confesión de ambos llegó, con mejillas rojas y un abrazo de por medio, juntando lo que ambos sentían.

Sus días estaban felices, ellos se aman, se dan besos, se miman cada vez que se ven, y no podía faltar los dulces apodos que se ponían, adorándose más.

Pero en toda esa nube rosa, la tormenta iba en aumento, haciendo alusivo aquella frase: "Todo inicio tiene un fin", y ese fin, lo puso Park JiMin.

✧❀✧     ✧❀✧     ✧❀✧

Ese jueves, el bello día que acaban de cumplir dos años, unos dos hermosos años entre risas, caricias y sentimientos correspondidos.

YoonGi sabía lo especial de ese día, él iba a su casa, JiMin lo recibía con un cálido beso y lo cargaba en un abrazo, extrañándose de lo lejos que vivían.

Su estómago se revolvía en esos recuerdos pasados y su corazón acelerado lo llenaba en todo su ser, sonriendo con sus dulces pómulos rojizos.

Había llegado y un peluche de pollito amarillo, globos y el lindo collar de pareja llevaba entre sus pálidas manos, tocando un par de veces y viéndose un JiMin despeinado, desarreglado y oliendo a alcohol.

—Pasa. —ese tono lo hizo sentir tan sumiso que su corazón ya no solo bombeaba de felicidad, ahora con un ligero miedo recorriendo en toda sus entrañas.

—Minnie, ¿Qué te pasó? —su dulce voz se escuchó en eco de esa fría casa, se sentía de repente el ambiente pesado, tomando asiento en los muebles beige de su novio.

JiMin suspiró, mirándolo, conectando sus ojos con una sensación extraña, se sentía un poco extraño ante el comportamiento tan frío e inexpresivo de su parte.

—Min. —le llamó con esa cara seria y mantenía una ligera sonrisa en sus labios, una extraña sonrisa que sabía que algo mal estaba por pasar. — ¿Sabes cuánto te amo?

La pregunta le desconcertó, pero comoquiera él sonrió y asintió, dejando que sus dulces y blancos dientes se vean, opacando lo oscuro que el cuarto se hallaba.

g a s h i n aDonde viven las historias. Descúbrelo ahora