Prólogo: Sueño al futuro.

267 16 3
                                    

Un soldado corría por el pasillo inexistente de aquel bosque, no tenía mucho tiempo, debía encontrar rápidamente un escondite para poder curar a su camarada, el cual se encontraba en su espalda, debido a una  lesión causada por el enemigo. Necesitaba tomar las decisiones correctas de como escapar y poder ocultarse sin que el enemigo que venía  tras ellos los encontrara.  

Sentía la respiración entrecortada de su compañero, pequeños gemidos de dolor que resonaban en la atmósfera lúgubre del lugar, y una humedad extraña que bajaba por su pantalón,  que sin duda alguna, era sangre que dejaba un posible rastro por el camino.

Luego de unos minutos que parecieron interminables, pudo divisar un gran árbol. cuyas raíces salían de la tierra y formaban un espacio indeterminado debajo de este. Como si ese lugar estuviera destinado para ambos; estaba acondicionado para que ellos pudieran pasar la noche, ya que era bastante espacioso y más cómodo de lo que se podía imaginar, al fin podía ver la gravedad de su amigo, ya que en ese momento, no había nada más importante que mantenerlo a salvo, así que sin más se dispuso a buscar los implementos para curar la herida.

No sabia donde estaba, ni mucho menos la hora o cuanto tiempo estuvo divagando en el bosque con tal de protegerlo. Pero ahora en un lugar "seguro" podía respirar tranquilo, aunque sea unos minutos.

Apoyo a su compañero entre las raíces, viendo como este luchaba consigo mismo para no caer desmayo a causa del dolor, pero sus ojos no se lo permitían. Acuno el rostro del joven en sus manos para tranquilizarlo, aquello fue suficiente para que dejara de luchar. Al verlo más calmado, intento analizar todas las posibilidades que tenían, de la misma forma que su camarada hacía casi todo el tiempo, después de tanto concluyo que lo más óptimo para sí, era la seguridad de su amigo. Con aquella idea inicio. Agradecía que su madre le haya aconsejado no abandonar en batalla aquel bolso, aunque fuese un peso extra,ya que este contenía a parte de elementos funcionales, un botiquín pegado a la base, oculto tras una cortina de tela. Al encontrarlo volvió a mirar al chico, pero este ya se encontraba totalmente inconsciente.

Se  acercó un poco, ansioso y con mucho temor de lo que se mostraba ante sus ojos. Había perdido mucha sangre la cual teñía su traje de un rojo carmesí, formando un camino hasta sus botas. Sin perder más tiempo se dispuso a cortar la tela necesaria para tener una mejor mirada a aquella herida, pero terminó cortando toda la tela que cubría la pierna derecha y parte de su abdomen. Realmente se veía mal y no estaba seguro de que se lograra recuperar del todo aquella pierna, a pesar de ello agradeció que la trampa utilizada fuera una bastante antigua y sencilla, había sido estudiada cuando eran simples estudiantes y sabía muy bien que no llegaba a las venas o arterias de importancia como lo hacían otras; aquello dio una luz de esperanza y fe de que su amigo podría mejorar.

Observó con más detalle la herida, cuando empezó a lavarla con suero y suspiro con tranquilidad, su compañero había tenido suerte. Esa arma, si es que así se le puede llamar, era una una mezcla de bombas de corto alcance y una red similar a las de arrastre; se ocultaba en la tierra, troncos o bajo las hojas del camino; un cambio de presión en ellas, causaba una explosión cegadora, permitiendo que una red de vidrio con esquirlas de un poderoso filo, saliera expandido al objeto o ser quien causo la presión, la velocidad de movimiento y el filo de aquella red, podría fácilmente amputar el área ya lesionada por la bomba. Pero en el caso de su compañero, solo habían cortes desde el abdomen hasta la pantorrilla y la gran perdida de sangre se debía a las zonas donde ocurrió el corte, zonas donde las la sangre iba a mucha velocidad especialmente, por que ambos estaban corriendo antes de lo ocurrido. Fuera de aquello, se podía remediar la situación.

 Por suerte suya, había tomado algunas clases con los enfermeros de la escuela; algunos se bufaron, pero el decidió ser precavido y agradeció no escuchar aquellas burlas. Finalmente el joven soldado de primera tomo un aguja y un hilo y se encargó se cerrar aquella herida, lo hizo rápido no quería ver más sufrimiento en aquel joven, así que al terminar aquella herida, no demoró nada en sanar las otras; sin duda alguna realizó un excelente labor ya que el rostro de su amigo, le mostraba una gran tranquilidad.

La Guerra Oscura: Nace un ejercito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora