Huella.

30 0 0
                                    

Un animal puede llegar a ser mucho más que una mascota. 

Cuando eres adolescente, llevas una mala vida, no tienes amigos, no te sientes bien en la escuela y tus padres no están para ti, la compañía animal se vuelve muy importante.

Así fue, desde los 9 años tuve un perra que lo fue todo para mí. Recuerdo cuando llegaba del colegio y no había nadie en la casa salvo ella, que venía a saltarme, moviendo la cola. Yo me tiraba a llorar y me tapaba con los brazos,  y ella se intentaba meterse para llegar a mi cara y lamerme. Sino ella simplemente se echaba a mi lado hasta que estuviera mejor. Son mágicos, cómo se dan cuenta de nuestras emociones y su lealtad no tiene precio. Fue quizás mi mejor amiga y cuando tuvo que partir se me rompió el corazón en mil pedazos. 

En su honor fui a los tres días de su muerte y me aseguré una huella para recordarla para siempre. Tota.  

Tintas en la pielWhere stories live. Discover now