Otra cursi historia de amor. (Oneshot)

Si la vida te da limones, haz jugo de naranja.

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Para @Novelista-Chan
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Aburrido, palabra que describía el día de aquel chico de pelo negro. A pesar de que solo llevará unas cuantas horas despierto ya se preguntaba con que cosa desperdiciaria aquel día.

Las vacaciones de verano jamás habían sido su época favorita del año, no las odiaba, pero tampoco le encantaban y con todos sus amigos de viaje, las opciones se limitaban a jugar videojuegos todo el día o salir a una de las muchas fiestas que se celebraban en el campus de la universidad.

Las fiestas del campus, la definición de salvajismo universitario en todo su esplendor, alcohol en cada esquina, música al máximo y por supuesto, chicos y chicas acalorados y desenfrenados. "Quizás no sea tan mala idea" pensó, a pesar de estudiar derecho, adoraba hacer estupideces, y que mejor lugar que una fiesta, quizás con algo de suerte encontraría alguna chica con la cual pasar el rato, sino siempre podría llamar a July y "pasar un buen rato" en su departamento.

Con esto en mente, tomó su teléfono y presionando rápidamente las pantalla táctil de este, llamo a la persona perfecta para acompañarlo en su tontería del día.

-¡Vaya! ¡Pero si es el señor antisocial! ¿que tal Andrew? ¿decidiste salir de tu cueva al fin? Porque tengo el plan perfecto para hoy. -

-Primero, no soy antisocial Peña, simplemente no me apetece hacerme amigo de toda la universidad. Y segundo, si, saldré de mi "cueva" y justamente por eso te llamaba. ¿Que tienes para mi?-

Mateo Peña, estudiante de intercambio, también de la facultad de derecho, se conocieron el primer semestre y desde entonces solo se dedican a hacer estupideces, podría decirse que es para lo único que están y estarán de acuerdo alguna vez.

-Lo que digas conde, ahora este es el plan, tu y yo iremos por unas cervezas y luego directo a la fiesta de los chicos de arte, seremos los héroes por traer el alcohol y la pasaremos genial. - dijo Mateo con emoción, se notaba por el tono de su voz que realmente tenía grandes expectativas de su plan.

-Hmmm, vale, realmente no tengo nada mejor que hacer así que, ¿donde quieres que nos veamos?-

-Perfecto, te veo en mi departamento en una hora y trae tu mejor atuendo, hoy seremos los reyes de la fiesta. -

-Claro claro, eso dijiste hace dos semanas y acabaste vomitando el sofá del anfitrión por haber tomado tanto. - exclamó divertido, si tuviera que contar las veces que habían acabado así no terminaría hoy.

-¡Hey! Estoy seguro de que alguien le puso algo a mi bebida, no suelo emborracharme tan rápido. - Respondió con, en parte, algo de razón, a pesar de que la mayoría de veces solía salir ebrio de todas las fiestas, resistía bastante bien la influencia del alcohol.

-Como digas estómago de acero, nos vemos en una hora. -

-¡Una hora conde! Te veo aquí. - exclamó el chico extranjero antes de colgar la llamada.
Una hora, suficiente para darse una ducha y comer un plato de comida instantánea. Se dirigió a la cocina, introdujo la pequeña caja de comida en el microondas y puso cinco minutos en el contador del aparato, una vez hecho esto se dirigió al baño.

Después de la ducha y un rápido e improvisado desayuno, Andrew Wright se dirigió a la casa de su extranjero y loco amigo, encontrándose con unos cuantos chicos por el camino a los cuales saludo antes de seguir con su camino.

Andrew no era precisamente el más sociable de todo el campus, pero se había ganado su reconocimiento como mejor estudiante de la facultad de derecho y ganador del concurso de atletismo de la universidad, al principio nadie pensaba que un chico pequeño y delgado como el fuese a ser un buen deportista, por eso sorprendió a todos con aquella victoria.