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Abro mis ojos rápidamente cuando siento que están acariciándome los pechos. Pateo la entrepierna del gobernador y me acurruco contra la pared. Él se carcajea y tengo miedo de él, porque su mirada está vacía. Y ese tipo de personas son capaces de cualquier cosa.

Me hala por un brazo y me ata al tubo de nuevo. La sangre corre por mis venas tan rápido que no logro oxigenarme completamente, y me siento mareada.

—Ahora que los moretones están aclarándose, luces muy deseable, querida —la yema de sus dedos acaricia toda la longitud de mi rostro, baja por mi cuello y se detiene en la hendidura de mis pechos—. Puedo violarte, ¿sabes? Puedo hacerte mía a la fuerza y no podrías evitarlo.

—Eres un cerdo —murmuro—. Voy a matarte tan pronto tenga la oportunidad.

Se carcajea y lame mi mejilla. Siento la bilis subir a través de mi garganta y trago con fuerza. Pasa la lengua por su labio inferior, y me aprieta las mejillas con su mano tan fuerte que siento que mis dientes están cortándome.

Pienso en moverme, luchar para que no me haga lo que está pensando hacerme, pero la navaja filosa que me acaricia el pecho, evita que lo haga.

—¿Tienes miedo? Estás temblando —dice y juguetea con la navaja—. No voy a hacerte ningún daño, siempre y cuando me digas donde está tu grupo.

—Nunca vas a saberlo por mí —respondo y lo escupo.

Mi mejilla arde y el sabor a hierro estalla dentro de mi boca. No voy a decirle donde están los míos aunque abuse de mí cada día hasta que ellos regresen por mí.

Utiliza la navaja para rasgar mi camiseta. Bufa como un toro cuando ve mis pechos. Los aprieta y sonríe. No tengo manera de evitar que abuse de mí.

Esta por escabullir su mano entre mis pantalones cuando la puerta es abierta bruscamente. Abro mis ojos para ver a mi salvador, Merle y el otro tipo están parados al borde de la puerta.

—Pedí no ser interrumpido —grita molesto—. Fuera —les ordena.

—Dejen que se le baje su pito —me carcajeo—. ¡Oh! Aun con una erección nadie lo nota.

Sus ojos llenos de ira me miran y no pierdo la oportunidad para reírme.

—Encontramos personas —dice Merle.

Mi sonrisa desaparece instantáneamente. El miedo me invade al pensar en que puede ser Blake, y las chicas o alguien de Pinan.

—Quien ríe último, ríe mejor —dice antes de irse. El otro chico lo sigue, pero Merle se queda en su lugar.

—Gracias por llegar… ¿Son mis amigos? —Le pregunto.

Sé que él los vio en el ataque anterior, y podría reconocerlos fácilmente.

—Dijiste que Daryl está vivo. ¿Dónde está? —Pregunta ignorándome completamente.

—Respóndeme lo que te pregunte primero.

—El chino y una mujer.

—¿Chino? ¿Qué chino?

—Glenn, creo que era ese su nombre. Y una mujer muy bonita.

—Tienes que evitar alguno de ellos hable —le digo y él me mira confundido.

—¿Así que son tus amigos?

—No, bueno tal vez sí. Lo que quiero decir es que Daryl está con ellos —su semblante cambia y sale dejándome atada y semidesnuda.

No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy aquí. El no tener ventanas, ni una rejilla por la cual se cuele la luz, me tiene desorientada.

Survivors - Glenn Rhee y Lexie Lutz (Glexie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora