Capítulo 35 (penúltimo)

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Un golpeteo constante se oye a la distancia, suena como a los golpes que da el herrero del castillo al despuntar el alba. Pero no puede ser posible porque todos están muertos. Lucho por abrir mis ojos, consiguiéndolo. Gracias a Dios. Observo a mi alrededor, y lo primero que veo es el techo de la habitación que compartimos Kendric y yo. Siento un calor en mi espalda y un pesado brazo cruza mi cintura, mientras una cálida mano descansa sobre mi levemente hinchado vientre. Tomo nota de los acontecimientos del día anterior. Dirijo mi vista hacia mi mesilla de noche y veo el medallón del destino y otro más pequeño, con forma de reloj de arena, rápidamente soy consciente de que Branwen me cedió su tesoro para yo poder salvar a mi familia. Lenta y muy suavemente quito el brazo de Kendric y me levanto. Esta es una oportunidad que no puedo dejar pasar. Me visto lo más rápido posible, con mis ropas de la época y el tartán del clan sobre mis hombros, tomo mis medallones y los ato en mi cintura. Me calzo mis botas más firmes y abrigadas y corro escaleras abajo.

- Milady, ¿hacia dónde se dirige con estas prisas?

- Arthur, ve a llamar a Thomas inmediatamente y dile a Fergus que vaya en busca de Caleb. Sin perder tiempo. Dile a Caleb que traiga inmediatamente a Anne. sin preguntas, solo tráelos, sea como sea. Si es necesario que traigas amarrada y amordazada a Anne, lo haces. ¿Entendido?

- Sí, milady, como usted ordene-asiente con un movimiento brusco de cabeza y rápidamente parte a cumplir sus órdenes. No han transcurrido ni cinco minutos cuando veo a Thomas entrar apresuradamente al castillo.

- Milady, Arthur dijo que usted mandó a llamar por mí-dice mirándome fijamente

- Así es. Necesito que me escuches atentamente-digo correspondiendo a su mirada

- La escucho, milady

- Bien, primero; necesito que agrupes a un buen número de soldados alrededor del castillo, que no quede lugar sin un soldado. Luego junta a los mejores guerreros con espadas y arcos y los llevas al patio de entrenamiento, que necesito hablar con ellos ahora mismo, después de cumplir esto tú te vienes conmigo.

- Entendido milady. Ahora mismo voy-diciendo esto gira bruscamente y corre a hacer lo que le dije. Vuelvo dentro del castillo y voy a la pequeña salita que hace las veces de enfermería y busco algunas hierbas somníferas. Preparo una buena porción y llevo el bote escondido entre los pliegues de mi capa. Corro hacia la cocina, donde ya las cocineras están preparando el desayuno

- Lucy...¿podrías darme la jarra de leche?

- Sí, milady-dice mientras la busca y me la entrega

- Gracias-digo con una sonrisa, a los cual las cinco cocineras corresponden. Voy hacia el comedor y veo que Aurora ya está sentada a la mesa junto a Elspet, sin querer oiga su conversación...

- Madre, ya te dije que yo nunca le dí esperanzas a Caleb-dice tristemente Elspet

- Pero querida mía, siempre pensé que ustedes dos se casaría, siempre fueron muy unidos-dice Aurora mientras toma entre sus manos las de Elspet

- Madre, Caleb nunca me quiso de otra forma que no fuera amistosa, lo sé porque lo veía en su rostro cada vez que nos encontrábamos. Lo amo y siempre lo voy a amar, aunque él no lo sepa-dice y veo que una solitaria lágrima cae por su mejilla. Siempre sospeché que Elspet tenía sentimientos hacia Caleb y es que a veces los hombres son tan ciegos... en fin, antes de entrar, vacío el contenido del somnífero dentro de la jarra de leche y carraspeo para llamar la atención de ambas y entro en el comedor.

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