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5:30 am

es una hermosa mañana, puedo observar el cielo azul celeste con tonos oscuros desvaneciéndose lentamente, dando a entender que el sol está retomando su puesto, en sólo treinta minutos la ciudad se levantará dando inicio a el ruido causado por el tráfico, debido a las personas con trabajo que entran en desesperación al punto de utilizar la bocina de sus autos, dando paso al caos.

Yo no tengo que preocuparme por eso, no aún, pues tengo que ir a la universidad, pero hoy no, claro que no, pues tengo una semana de descanso, ah necesitaba esto, el estrés de los trabajos, quedarme despierto hasta el amanecer, eran... exasperantes.

Después de meditar y observar el maravilloso paisaje de la ciudad casi por cinco minutos, decidí dar la vuelta, con la mirada hacia el techo.

-Debería levantarme

Y así fue, fue un levantamiento bastante perezoso, estire los brazos hacia arriba, haciendo que mi columna resonara en la habitación, si que me afectó trabajar en un escritorio tantos años.

Un movimiento tras otro, hasta dejar las piernas en el suelo de madera de la habitación, de nuevo me recosté sobre las sabanas y colchas de la cama.
Vivo solo, no tengo quien me despierte, si no soy yo, me quedaría durmiendo días, pero vivir en la soledad día tras día no es tan malo, no debo seguir las reglas de alguien más, aunque debo mantener este lugar aseado y dividir las tareas del hogar con mi persona.

-ahg flojera dejame ya!

me levante con todas las ganas de vivir que tengo, no necesito tomar una ducha, solo necesito vestirme.

Busque en los cajones de la mesa de noche a la derecha de la cama, ropa interior, unos pantalones café claro, una camisa gris, medias verdes, todo lo necesario. Luego de vestirme, seguí la búsqueda de mis zapatos por debajo de la cama, luego de encontrar esos escurridizos tenis color verde limón y de ponerlos me dirigí a la ventana al otro lado de la habitación, la abrí, aunque me arrepentí, una brisa fría y fuerte arrasó con mi cuerpo y con la habitación, es mejor abrigarse que evitar que el aire cambie de temperatura, ventilación, para abreviar.

Y encontré la solución a mi helado problema a un lado del marco de la ventana, mi saco color verde oscuro, ah a estado conmigo desde hace mucho, y aún sirve para días así.

Frotando mis manos una contra otra, en un intento de mantener el calor, me dirigí a la cocina.

-Necesito un chocolate

ya en la cocina me dispuse a preparar dicho chocolate , chocolate dulce y espeso, listo, taza, listo, y el toque final, unos malvaviscos. Al terminar la dulce preparación, caminé hasta la sala para luego sentarme en el sillón color rojo carmesí, para beber el dulce líquido.

De pronto de la venta de la sala, que por descuido deje abierta la noche anterior, ingreso mi querido gato Ringo, un gato gris claro con líneas de un gris más oscuro. Se acercó para luego recostarse a mi lado.

-hey hace tiempo que no te veo, ¿como te a ido?

solo respondió con su suave ronroneo, proseguí a tomar el dulce néctar caliente, del que se desprendía el vapor que se desvanecía en el aire. Al terminar, dirigí la vista a la ventana que permanecía abierta, el cielo era totalmente celeste, será un buen día para salir.

Deje la taza en la cocina y cogí la libreta con el lápiz que se encontraba sobre la mesa de la sala. busque las llaves, acaricie por última vez a Ringo y salí de casa.

Caminaba hacia un parque cercano, mientras observaba el cielo, ni una nube.

-salto mini de tiempo-

Llegar al parque me llena de recuerdos, nostalgia, puedo ver mis cortos y borrosos cuentos de la niñez, cuando veía con sorpresa el árbol más grande del lugar, mi baja estatura no permitía que escalara, pero, esos días han pasado, tal vez, pueda subir.

Lentamente me acercaba, mientras que una leve sonrisa se formaba en mis labios, aquellas ganas de subir se incrementaban, al llegar al tronco, sin pensarlo me abalance sobre este en la rama más gruesa y más cerca de mi.

Al llegar casi a la copa de el gran y frondoso Árbol, me recosté suavemente en el tronco.

La vista era más hermosa de lo que pensaba, podía ver el amanecer, la luz del sol cubría lentamente los edificios de la ciudad, era un día de película. Estaba aún cansado, pensé que sería buena idea descansar, ¿Qué tan malo podría ser?

...

Desperté con una gran sorpresa.

El árbol empezaba a ser consumido por llamas que provenían de un lugar desconocido

¿Qué debía hacer?

la única salida era saltar, pero una caída así no me vendría bien. El fuego se acerca, las lágrimas no dejan de salir, mi vida corre riesgo, tal vez, con suerte podría ver la luz de la luna una vez más.

Salté.

Esperaba lo peor.

Aunque lo logre, me arrastre hasta un lugar seguro, mientras podía observar el árbol de mi niñez, siendo abrasado y consumido por las llamas.

Pude quedarme ahí, de cualquier modo, ¿Quién me extrañaría? nadie se daría cuenta de que yo hubiera desaparecido.
Pero aún así, me aferre a la vida, aún tengo tanto que observar, tantas experiencias que vivir, tantos sentimientos sin descubrir, acabarlos no es la mejor opción, sin importar el problema, todo se puede lograr.

Es cuestión de creer.

Algo diferente, aclara la mente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora