Catarsis y hoyuelo.

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Para liberar y tranquilizar mi corazón de ti.


La primera vez que pensé en el suicidio tenía 13 años. Mis padres se separaron después de años de peleas, insultos hacia el otro o hacia mí y golpes que no merecía. Yo no era el hijo ejemplar pero no causaba problemas, ni siquiera pasaba tanto tiempo en una misma habitación con ellos y sin embargo, para ellos era la causa de sus problemas.

La segunda vez que pensé en el suicidio tenía 15 años. No podía convivir con mi padre o madre sin que nos gritáramos o llegaran los golpes.

La tercera vez que pensé en el suicidio también tenía 15 y acababa de experimentar el sexo con otro hombre, sintiéndome más que humillado cuando se burló de mí junto a sus amigos por estar tan necesitado de amor que me había liado con el primero que me trato y hablo bien.

Me deprimí.

La cuarta vez fue la última. Tenía 16 y había vuelto a pelear con mi madre, me había hecho a un lado sin rechistar para irse con un hombre que no quería hijos de otro mientras mi padre me negó todo contacto.

No quería vivir en ese mundo de mierda y tampoco quería intentar cambiarlo de nuevo, solo quería ahogarme y morir.

Por eso me llene de pastillas y me metí en la tina, teniendo paz por primera vez mientras me leía el poema que escribió Michael, el amigo de Charlie que se suicidó. Me saco una sonrisa que terminara casi de la misma manera.

Cuando volví a abrir los ojos, desperté en un cuarto completamente blanco y con mi ropa igual de blanca.

— ¿Dónde estoy?

—Se supone que los jóvenes deben morir hasta ser viejos. — la voz grave de aquel pelirrojo, que no supe de donde vino, me hizo saltar. — ¿Por qué tu no?

— ¿Quién eres? — pregunte aun sentado en el piso blanco.

—ChanYeol, en vida fui un músico. — su sonrisa y su actitud despreocupada solo me confundieron más. —Y tú eres Oh SeHun, ¿Cierto?

Me limite a asentir, mirándolo sacar una libreta con una pegatina de una guitarra. —Al parecer no puedo dejarte trascender porque dejaste algo pendiente ahí abajo.

— ¿Trascender? ¿Abajo?

—Veras, generalmente los suicidas pasan por una catarsis antes de pasar al otro lado y obtener sus alas.

— ¿Ah? — ¿Acaso este tipo estaba loco?

—Tienes una última tarea antes de entrar al cielo. — explico meneando las manos.

— ¿Eso existe?

—Estas a un paso de el.

—No te creo ni una maldita palabra. — gruñí levantándome, quedándome de piedra al no encontrar fin a ese cuarto. — ¿Cómo diablos salgo de aquí?

—Ya te dije: cumple tu tarea y podrás descansar. —sentí el cuerpo liviano en el momento en que me empujo y luego me sentí caer sin fondo, perdiendo la consciencia.


.


Al abrir los ojos estaba en medio de un hospital, la recepción para ser exactos. La gente parecía pasar de él y aunque dio algunas vueltas por aquella zona, seguía sin ser notado o escuchado. Incluso no podía tocar a la gente y basto eso para hacerlo sentarse en medio de una crisis de pánico.

Heaven's not enough *[SeXing]Where stories live. Discover now