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Había estado matando toda la noche. Cada persona que se me cruzara, hombres, mujeres, niños, perros, ninguno quedaba con vida.
Estaba inquieto, sonreía de oreja a oreja con los anteriores asesinatos.
De repente, se acerca la policía, se puede ver la luz de su patrulla.
—Mierda... lo tendremos que dejar para luego, cariño—le dije a la novia del muchacho que acababa de matar, qué digo, exnovia. Apreté una de sus mejillas llenándola de sangre, ella seguía aterrorizada.
Comencé a correr lejos del lugar, como era tarde no habían personas en las calles. Así que comencé a reducir el paso.
La noche era fría, bastante. El cielo era rojo, tormenta segura.
Al doblar en una esquina, me encontré de cara con un policía. Él por reflejo retrocedió y me apuntó con su arma.
—N-no intentes nada o dispararé! —gritó con notable miedo.
Alcé las manos y tiré mi cuchillo.
Él parecía confundido.
—Quítate la má-máscara.
Giré lentamente la máscara, despreocupado, sonriente.
—No lo ocultes.
—E-el qué?! —dijo apuntándome con su temblorosa arma.
—El miedo—abrí más mis ojos con una sonrisa más grande que la anterior.
—N-no intentes nada, maldito!
—Vas a matarme? —me acercaba lento.
—No te muevas dije!
—...Entonces—tomé su mano, ya estando cerca de él, y la llevé hasta mi frente—, deberías apuntar mejor. No vaya a ser que le dispares a alguien inocente.
Esta vez ni siquiera contestó. Su mano seguía temblando, su cara ya estaba empapada de sudor y sus ojos saldrían de sus cuencas en cualquier momento.
—Es verdad, yo maté a muchas personas, pero tú eres un buen policía. No vas a matarme y convertirte en esto, un desquiciado asesino—tomé su mano y la bajé lentamente, para luego torcerle la muñeca y llevar su brazo hasta su espalda—. Esto es demasiado bueno para inútiles como tú.
—Suéltame, bastardo. Agh!
—Creo que rompí tu muñeca—hice más fuerza.
Pude distinguir a los lejos dos patrullas más acercándose.
—No te saldrás con las tuyas, hijo de perra.
—Cierra esa boca de mierda antes que te arranque la lengua.
Maldito, seguro pidió refuerzos antes de encontrarse conmigo. Acomodé mi máscara rápidamente y volví a sujetarlo.
—Gran error oficial, gran error. No fue un gusto conocerlo—tomé la navaja de mi bolsillo y corté su cuello.
El cuerpo cayó al piso y salí corriendo.
Había corrido bastantes calles, cuando por fin llegué a mi hotel cinco estrellas.
Una casa abandonada en un barrio de muy mala fama, así que nadie iba ahí. Y al que aparecía lo matábamos.
Ahí estábamos hospedándonos Hoodie, Toby y yo.
La casa era de tres pisos, tenía fama de embrujada para nuestra suerte.
Me tiré al sofá bocabajo y aparté la máscara. Respiraba muy agitado. Hacía tanto que no corría así.
Giré en el sofá mirando hacia arriba. El techo tenía apariencia de caerse en pocos segundos, pero no era así.
Apesar de mi estado, pasé una buena noche. Había fumado, matado a unas cuantas personas, sólo me faltan cervezas y sexo.
Recordándolo mejor, Hoodie hace unos días trajo una gran cantidad de cervezas.
Una más, una menos, qué importa.
Abrí la lata y comencé a tragar.
Luego otra, y luego otra.
Vi a Toby entrar a la cocina, dejó sus sucias hachas sobre la mesa y se fue directo al refrigerador.
Él también traía en su ropa sangre húmeda, no pude evitar pensar que la sangre lo hacía ver más sexy.
Los efectos del alcohol me hacen pensar idioteces.
Mi mirada se desvió a su trasero, perfecto para jugar golf en él.
—A Hoodie no le va a gustar, eh—dijo tomando una lata y sonriendo.
—Importa?
Bebió un poco y luego negó con la mano.
—Me voy a dormir—se alejó con repetidos tics en el cuello.
Sin pensar en que Hoodie podía tener contadas las cervezas, tomé una más y decidí seguir al chico tics.
Me puse de pié y caminé, tambaleándome, hasta la escalera. Espero no caer.
Llegué hasta su habitación y abrí de un portazo.
Él, que estaba en su cama ya debajo de las sábanas, se levantó exaltado por el ruido.
—Qué mierda te pasa Masky? —frunció el ceño.
—Lo último que quiero hacer esta noche es dormir.
—No es mi problema si vas a trasnocharte. Largo.
—No lo creo—me quité la chaqueta.
—No pensarás dormir aquí!
—Querido Toby, qué fue lo que dije hace un momento? —me agaché junto a su cama, mirándolo— Lo último que voy a hacer es dormir.
Abrió los ojos como platos todavía frunciendo el ceño.
Se relamió los labios y habló.
—Oye, yo... a mí no me gustan los chicos.
—A mí tampoco. Sólo quiero divertirme esta noche, además no te dolerá tanto.
—Qué?! Vete de aquí!
—Me vale que no quieras! Soy asesino, no tengo nada que perder, puedo ser violador también.
Lo tomé de los brazos y lo recosté bruscamente. Me puse sobre él y empecé a besarlo.
Sus brazos, que se encontraban apoyados en mi pecho, intentaban alejarme a empujones. Una de mis piernas estaba en el medio de las suyas apoyada en su entrepierna.
Mis labios continuaban moviéndose de forma rápida desesperada. Bajé mis manos hasta su abdomen, que no estaba nada mal. Pasé la lengua por su labio inferior buscando entrada a su boca, y fue ahí cuando sentí a sus pequeños brazos dejar de hacer fuerza contra mi pecho. Se sintió bien.
Subió sus manos hasta mi cintura y comenzó a seguir el beso.
Debo admitir que hacía mucho no probaba unos labios, y ahora ni siquiera lo hago...me estoy comiendo a Toby.
Puso sus manos en mis mejillas y luego de un rato se separó.
—Qué pasa?
—Puedes ir más lento? Me cuesta un poco seguirte el paso—dijo con vergüenza en el rostro. No pude evitar sonreír y sentir ternura por él.
—Claro que sí.
Iniciamos el beso nuevamente, esta vez más lento y los dos íbamos al mismo ritmo.
Después de un rato de seguir en un tierno y lento beso, sentí que él estaba incómodo.
Movía su cadera de izquierda a derecha como intentando salir de debajo de mí.
Esta vez yo me separé.
—Qué pasa? Te arrepentiste? —dijo y le dio un tic.
—No es eso. Más bien, qué te pasa a ti?
—A mí? Nada.
-Estás incómodo.
—No es...
—Eres virgen.
—No! No me pasa nada, sólo... la ropa me apreta—sonrió achinando los ojos.
—Eso es porque duermes con mucha ropa—bajé el cierre de su pantalón y lo desabroché—, mucha.
—Quizás... Debería considerar dormir desnudo?
Sonreí.
—Quizás.
Continuamos besándonos, ya no era el beso de dos adolescentes enamorados, ahora parecía más bien el de dos adultos desesperados.
Nuestras lenguas se enredaban. Corté el beso y empecé a chupar su cuello.
Pude notar que el amigo de Toby estaba despierto.
Esto se pondrá interesante.
Jadeaba bajo, como si quisiera que no lo oyera.
—Creo que ya es hora.
—P-pero...
—No quieres hacerlo? -desvió la mirada apenado.
—...No. Es que me... me da miedo, okay? Y no te rías, no quiero sentirme como si tuviera un tronco en el trasero!
—No hay problema—me quité de encima y me recosté a su lado.
—No te enojes, sólo... yo—resopló—... Qué vergüenza.
—Dije que está bien... ahora, en serio piensas que tengo un tronco? —me miró y reímos.
Se acomodó en su lugar y reposó la cabeza en mi hombro.
La verdad, nunca pensé que llegaría a querer tener sexo con un chico, y que ese fuera Toby.
Si bien no pasó nada, fue una gran noche.
Mis ojos empezaban a cerrarse lento.
—Perdón.
—...Soy asesino, no violador—volteé la cara y le di un beso en la frente.
Escuché gotas golpeando la ventana. Tormenta segura.
Mis ojos se cerraron y me quedé dormido.

A Beer? - Ticcimask [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora