— ¿Estás despierta? —Y por primera vez, Doris parece sonar amable.
—Un segundo, estoy poniéndome los zapatos —gritó en un tono moderado para no molestar el humor de su madre.
Bajó los escalones con cuidado, sus tacones le molestaban pero mamá no dejaría que su niña saliera con zapatos bajos al centro comercial, demostraría una clase inferior de persona. Sonrió sentándose junto a Sebastian, él las iría a dejar de paso al trabajo.
Esperaron a que estuviera listo porque hoy despertó más tarde de lo habitual pero Doris se lo perdonó ya que el trabajo hoy comenzaba a las doce.
Salieron los tres juntos de la casa, subieron al vehículo. Él deseaba poner la música en alto pero su esposa se lo impidió de inmediato.
—En el único momento que pueden tener la música fuerte, es cuando van con auriculares —recordó por milésima vez—. Somos gente educada y el volumen alto le molesta al resto la mayoría del tiempo.
—Pronto tengo que dar las pruebas de admisión —acotó la muñeca—. Daré para cuatro diferentes, todas dentro del estado para seguir estando en casa como querías —se refirió a su tutora.
—Puedes ir donde quieras, donde te sientas mejor —habló su padre recibiendo un golpe de su mujer—. Pero sería lo ideal que te quedaras, la familia es muy importante —corrigió.
Abby había pedido una prueba de admisión para British Columbia sin que supieran sus padres, sin embargo, estaba segura de que Doris se enteraría antes de que pudiera irse. Aquella universidad era la de sus sueños, aparte de que le daba la opción de irse de casa, ser libre. Envió un correo solicitando el examen online debido a que le era imposible viajar hasta allá, explicándole la situación, ellos entendieron pero mandarán a alguien que la supervise desde el instituto. Agradecía a sus buenas notas por permitirle que las diferentes universidades le dieran opciones.
— ¿Las paso a buscar? Hoy cumplo seis horas y vuelvo a casa, a menos que demoren menos —estacionó cerca de la entrada.
—Te llamaremos.
Las horas infernales comenzaban para la casi graduada. Supuso que este día de shopping tenía el fin de encontrar el vestido para el prom. Entraron a tiendas de maquillaje primero, Doris elegía la mayoría de las cosas mientras que ella observaba lo que le llamaba más la atención, con lo que le gustaría experimentar. Cuando tuviera su propio dinero, gastaría en aquello que su madre le negó.
(***)
—Entiendo que quieres que esto termine y ya, pero tienen que conocerse —Diana miraba a su niño con lástima—. Podrán ir donde quieran mientras esté en la ciudad. Es necesario que hoy se vean, el padre de la chica tiene esa tonta idea de que realmente se enamorarán. Te conozco, cariño, ella no es tu tipo pero haz el intento —acarició la cara de Justin.
—Entre más rápido termine, mejor —sus ojos se cristalizaron. Odiaba esto. Deseaba tirar todo por la borda, Edward lo apestaba cada vez más.
Envió un mensaje de texto pidiéndole la dirección a Violet, la vería después de casi un mes, cuando se la presentaron. Fue agradable pero algo le decía que nunca la llegaría a querer. La alta sociedad le estaba aburriendo, aunque nunca aparentó tener el dinero que sus padres poseían, no era de él, el resto parecía ignorar ese hecho.
La familia Bieber siempre ha estado unida, se aman como a cualquier otra, con sus problemas de por medio y actúan igual, en cada ocasión. Algo que agradecía Justin, ellos eran y serán los que son, humildes pero ambiciosos. Sin mirar en menos al resto, aceptando la realidad de cada ser humano que pisa la tierra.
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Sentimientos de una muñeca © j.b.
FanfictionNo dañes la imagen que me ha costado construir. Biebsirenz 2017 ©