Ya habían finalizado. Las clases de música en el Centro Cultural de la cuidad de Seúl habían llegado a su fin y Yoongi nunca había estado más agradecido. Su rostro cansado, ojos desgastados; podía verse a metros de distancia que ya había tenido suficiente esa semana. Lo único que lo animaba a caminar a casa era que, en ese lugar, lo esperaba una gran cama donde poder desconectarse finalmente del mundo exterior.
Como todos los lunes y miércoles pasaba frente a un centro comercial con muchos locales de diversos rubros, esta vez decidió llegar un poco más tarde a casa y pasar por un café. Él suele tomar su espresso todas las mañanas para poder funcionar durante el día, ya que no es fácil ser un estudiante de ingeniería musical y a la vez profesor.
El café al que decidió entrar era bastante elegante, por lo que no tenía suficiente esperanza de encontrar un simple americano a un precio accesible. FLying Kisses Coffee Shop, ¿Qué clase de nombre era ese para un lugar tan elegante? Suspiró pesado y decidió entrar para darle una oportunidad aunque sea a la carta. El lugar olía exquisitamente a café recién tostado, mesas de madera y era un ambiente muy reconfortante. Yoongi sintió paz, sensación que solo vive cuando está encerrado en su estudio o en su mini apartamento. El local estaba vacío, y había un chico castaño detrás del gran mesón de marmol dando la espalda hacia donde Yoongi se encontraba, al parecer no había notado la presencia de éste. Yoongi garraspea un poco su garganta para hacerse notar y ser atendido. El chico da un mini salto al escucharlo y da vuelta inmediatamente, se disculpa por no estar atento a la puerta y pregunta qué es lo que se quiere servir.
Yoongi no le tomó mucha importancia y pidió la carta, solo quería ver que es lo que podría costear en un lugar como ese, para su sorpresa los precios no eran tan altos y sería capaz de tomarse un café al menos.
"Quiero un café americano frío por favor" Dijo Yoongi sin levantar la vista de la carta
"¿Para servir o llevar?" La voz de este chico era dulce y gentil, su presencia era reconfortante y Yoongi solo llevaba 10 minutos en ese lugar y ya lo sentía como en casa, por ende decidió tomar su café en el local solo para sentir esa paz durante más tiempo.
"En seguida hago su café, por favor, tome asiento donde más le guste" Dicho esto, el chico le sonríe mirándolo a los ojos y Yoongi pudo sentir como un sentimiento de calidez recorrió todo su cuerpo. No estaba seguro que significaba todo esto, ¿Él estaba realmente tan cansado como para comenzar a tener sensaciones fuera de lugar? No estaba seguro, lo único seguro era que quería quedarse en ese café la mayor cantidad de tiempo posible y así el sentimiento reconfortante que sentía no se iría en un buen rato.
Tomó asiento cerca de la ventana, donde podía ver como grupos de personas iban y venían de sus compras, etc. Realmente no tenía ganas de hacer nada más que esperar su café, en un momento pensó en sacar su laptop y comenzar a trabajar, pero si lo hacía todas estas buenas sensaciones se irían.
Al cabo de unos 4 minutos, El gran chico de espalda ancha fue hasta su mesa a dejar su café en una bonita taza blanca de porcelana junto con un trozo de tarta de frambuesas y arándanos. Yoongi estaba confundido, el no recordaba haber pedido nada para comer.
"Es invitación de la casa" Dijo el castaño dándole una sutil sonrisa "Desde que vi su rostro noté un gran cansancio, debe estar pasando por mucho en estos momentos, así que lo invito a comer esta tarta hecha por mi, espero sea de su agrado" dijo mientras repartía los utensilios en la mesa, Yoongi confundido no supo que decir más que un pequeño gracias entre murmuros, no era un fanático de los dulces, pero lo intentaría de todas formas, más si te se lo están ofreciendo gratis.
"Por favor disfrútelo" Hizo un pequeña reverencia y se fue. Yoongi tomó un tenedor y decidió darle una oportunidad a la tarta, probó un poco y jamás había recordado haber comido algo tan delicioso, dulce y un poco de ácido a la vez. Era perfecto, tal como el chico, un sabor gentil y dulce, pero no hostigoso. Yoongi, no pudo evitar sonreír ante tal sensación que le causaba toda esta situación. Desde el momento en que decidió entrar ahi todo ha salido perfecto, podría incluso acostumbrarse.
Finalizado su postre y su café, totalmente satisfecho se dirigió a la caja para poder pagar y volver a casa, a su realidad. Pero antes de poder decir nada el chico lo interrumpió
"¿Que tal?" Yoongi podía ver un poco de emoción en su pregunta, como si fuera una opinión decisiva.
"Estaba realmente bueno, de verdad lo hiciste tú? Estaba delicioso... eh..."
"Seokjin, dime Seokjin" El castaño finalmente tenía nombre, y Yoongi podría acostumbrarse a escucharlo
"Wow, Seokjin, estaba todo muy delicioso, no esperaba un postre así"
"¿Tu nombre?"
"Oh, lo siento, Yoongi, Min Yoongi" Por alguna razón Yoongi no podía parar de sonreír, esa sonrisa que solo tiene cuando es genuina felicidad, cuando muestra sus rosadas encías y pequeños dientes.
"Muy bien, Yoongi, realmente cuando te vi por primera vez supe que eras un chico muy trabajador, quise animarte un poco con lo mejor que sé hacer, un buen café y un buen postre hecho a mano, veo que si tuvo resultado, estás sonriendo muy grande ahora" Tocó su nuca corriendo la mirada hacia un lado, un poco avergonzado de haberlo dicho en voz alta.
Yoongi pudo sentir sus orejas calentarse ante tal confesión, y era verdad, Seokjin supo devolverle la vida al cuerpo con tan solo su presencia y un buen café además de un postre gratis. Él no conoce personas como Seokjin, aparte de Hoseok, su mejor amigo que es prácticamente su batería andante y es una persona bastante animada y sonríe grande y brillante las 24 horas del día. Pero Seokjin era diferente, no tenía que hacer mucho para otorgarle tal paz y ánimo a Yoongi, solo ha estado en ese café por hora y media y éste ya sentía su energía lista para seguir con lo que le quedaba de día. La tranquilidad de Seokjin en todo momento y su calidez ha sido lo que cautivó a Yoongi para ser un cliente frecuente, tal vez no cree mucho en el destino ni nada parecido, pero al conocer a Seokjin sintió lo que realmente se llama "sentirse como en casa".
YOU ARE READING
Americano para uno
Short StoryEn donde Yoongi está cansado y necesita seguir su agotador día. ó en donde Yoongi conoce a un barista que le cambia la percepción de las cosas.