Capítulo 13: Helada

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Querido diario:

Estoy muy cansada, tanto que en cualquier momento temo que caeré dormida y no despertaré hasta dentro de un mes. Estas últimas semanas han sido las más horribles que he tenido, no es nada fácil tratar de salvar a todos siendo sólo una niña de diez años porque nadie quiere escucharte, mucho menos creer que puedes tener la respuesta que tanto han buscado.

Espera, no he hablado contigo desde que todo comenzó. Bien, te pondré rápidamente al tanto. Debes recordar lo bien que estaba yendo todo. Severus y yo estábamos haciendo nuestro trabajo de investigación y los experimentos necesarios, las clases eran pan comido y Potter y compañía estaban controlados. Lo único malo era que ya no pasábamos tanto tiempo con Lily porque ella dividía su tiempo entre nosotros y sus nuevos amigos, claro que no era tan malo porque eso me daba más tiempo con Severus. Luego tuvimos las vacaciones de navidad y nos divertimos como locos, sobre todo, planeando nuevas formas de mantener a raya a los tontines de Gryffindor, claro que a escondidas de mi hermana.

Fue a mediados de enero, justo una semana después del cumpleaños de Severus, cuando todo comenzó. Primero fue un Ravenclaw con fiebre diagnosticado con simple gripe, luego fueron 3 Hufflepuff con el mismo problemas, después todo se salió de control. A la fiebre se le sumaron dolores musculares, pérdidas momentáneas de la consciencia, convulsiones y, lo peor vino cuando, también aumentaron el número de alumnos enfermos.

A los primeros los trasladaron a San Mungo pero cuando la enfermedad se extendió, Hogwarts fue puesto en cuarentena. Cancelaron las clases, nos mantuvieron separados no sólo de los enfermos sino de todos los demás, cada quien dentro de la zona designada a su casa. Estaba realmente preocupada, Severus estaba conmigo pero no sabía nada de Lily, todo lo que escuchábamos era por rumores de los prefectos o de nuestro jefe de casa. Nadie sabía de qué enfermedad se trataba, había más pacientes que doctores disponibles y no teníamos fecha para volver a la normalidad. Severus no lo mostraba abiertamente, sobre todo porque quería hacerme sentir tranquila, pero también estaba muy preocupado por Lily. Pasábamos el tiempo leyendo y hablando de posibles causas para lo que pasaba, era nuestra mejor forma de distraernos pero, en el fondo, sabíamos que podíamos resolver el enigma, si tan sólo pudiéramos ir a nuestro lugar. ¿Adivinas? Sí, nos tomó exactamente 1 día, 3 horas y 21 minutos reunir la información necesaria y convencernos de ponernos manos a la obra.

No fue fácil engañar a nuestros "avispados" compañeros ni al especialmente "perspicaz" prefecto que cuidaba la entrada a la Sala Común, si hasta nos llevó dos minutos completos salir de territorio Slytherin. Por supuesto, estoy siendo sarcástica, Severus y yo nos preparamos para los desafíos más grandes y resultó ser como engañar a un Troll. Lo único desafiante fue llegar a la Sala de los Menesteres pues los cuadros casi nos descubren y el pasillo lateral a ella estaba custodiado por un par de aurores, claro que una simple poción de confusión de nuestra reserva personal nos dio la ventaja para llegar a nuestra meta.

Una vez en el laboratorio todo fue increíble. Lo veía en los ojos de Severus, este era nuestro mayor reto y lo conseguiríamos. La Sala nos proporcionó un pasadizo hasta nuestra Sala Común así que prácticamente nos la vivíamos trabajando de la mañana a la noche, todos estaban tan preocupados que ni siquiera notaron nuestras ausencias. Hicimos cálculos, pociones e indagamos con profesores, cuadros y compañeros hasta que llegamos al origen, los primeros en enfermarse presentaron síntomas unas horas después de volver del Lago Negro.

Y claro que hicimos lo que estás pensando, rompimos hasta la última regla del colegio pero nuestra curiosidad era más grande. Estuvimos buscando en el lugar durante mucho, mucho tiempo, se hizo de noche y el frío era tan extremo que Severus se quitó su jersey y me lo puso, a pesar de que el también se estaba helando. Estuvimos a punto de darnos por vencidos pero cuando los rayos de la luna iluminaron el lago, algo sumamente brillante destacó en la orilla. Nos miramos con sorpresa y mucho miedo, la habíamos encontrado, la causa a todo aquello era una simple flor. 

La tercera Evans.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora