Capítulo 1

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Narra Margo

Sonó la alarma, otro día más de colegio. Me levanté y luego de bañarme fui a la cocina a desayunar. Vi la hora y me di cuenta de que iba tarde, otra vez...

Tuve que correr más de lo normal porque el bus se había ido sin mí. Luego de unos minutos llegué sudada al colegio, para darme cuenta al instante de que las clases ya habían comenzado, genial.

Cuando entré a mi aula, el profesor me vio no muy amigablemente unos segundos y siguió dando su aburrida clase.

Me fui a sentar en mi lugar y me di cuenta de que había un sobre verde sobre mi escritorio. Que extraño, que yo sepa ya nadie escribe cartas en estos días además del colegio. Abrí el sobre y comencé a leer, definitivamente no era del director.

27 de Febrero

Margo, otra vez tarde.

Me pregunto cómo haces para perderte casi todas las clases y aún así tener una de las mejores calificaciones del colegio, creo que al parecer eres más inteligente de lo que la gente cree.

En fin, que pases un buen día.

Pd: Creo que vas a seguir recibiendo estas cartas así que acostúmbrate.

Toda la clase estuve tratando de descubrir quién me había enviado eso, mirando a mis compañeros y esperando que alguien me diera una mirada cómplice, pero no obtuve resultados, así que creo que tendré que esperar a al siguiente carta.

El resto del día se pasó rápido. En la tarde, mis amigas llegaron a pasar el rato en mi casa y esto me sirvió para distraerme un poco del asunto de las cartas.

Alexa siempre tiene un comentario sarcástico que aportarle a las conversaciones y Valentina no para de hablar nunca, por lo que no tenemos silencios incómodos, mientras que yo solo suelo reírme de las discusiones entre mis amigas y aportar algunas cosas a la conversación de vez en cuando. Hablamos hasta la noche de muchas cosas, pero no les mencioné nada sobre las cartas, quería averiguar antes quién las mandaba.

Cuando se fueron ya era tarde, así que cené con mis padres y mi pequeño hermano, que estaba en esa faceta de pensar que la comida era para jugar, lo cual era un poco tierno y gracioso, hasta que decidía hacer una guerra de comida en la que solo participaba él, para luego dejarnos todo el trabajo de la limpieza a nosotros, supongo que ahí terminaba la diversión...

Luego de ese inconveniente, me preparé para dormir y cuando me acosté, comencé a crear teorías sobre la carta hasta quedarme dormida.

El chico de las cartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora