Capitulo 7: Escapando de los no muertos

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Lo único que podía oír era a Vanessa llorando y las fuertes respiraciones de Cristopher, se agacho con la mano temblorosa y puso el arma en el suelo, era más que claro que no estaba bien, corrí hacia el y lo abracé, a lo que Vanessa también hizo.
Tenía que darle un tiempo a mi hermano para que tomará fuerza y comprendiera lo que había pasado, de cierta manera lo entendía, es difícil quitarle la vida a alguien, nosotros no somos nadie como para elegir eso, pero era algo que se ameritaba en el momento, una decisión que se toma en el instante.
No pasaron ni 5 minutos y afuera de la cabaña habían 3 personas muertos caminando, al menos esos son los que se veían por la ventana de la segunda planta, quizás fueron los disparos quienes los atrajeron; cada vez llegaban más, teníamos que salir rápido de ahí o esta vez seríamos nosotros quienes acabaríamos muertos.
Le dije a mi hermano lo que pasaba, respiro profundo y se puso de pie, con la manga de su camiseta se limpio las lagrimas y las pequeñas gotas de sangre que le habían saltado por el disparo, le tomo la mano a Vanessa y dijo:
–No dejaré que peligren por culpa mía, vamos, tenemos que encontrar a papá y mamá–.
Afirme con la cabeza y tomamos las armas, por suerte Cristopher sabía usarlas, siempre que viajábamos al rancho de la familia se iba de cazaría con mi papá y mis primos, yo también iba pero por ser pequeño no podía usar un arma; pero eso era cuando tenía 12 años, ya habían pasado 3 años, ahora me sentía preparado para usar un arma, y más en esta situación.
Bajamos corriendo y tomamos las mochilas que Vanessa había preparado, en la mesa habían unas pequeñas cajas con balas; Cristopher las tomó y las guardo en la mochila que cargo.
Seguía teniendo la hacha en mi mano derecha, me gustaba lo cómodo que era  el mango; me puse la mochila y comencé a inhalar y exhalar, tenía que sacarme los nervios que sentía, pero sobre todo el miedo, era demasiado peligroso salir, uno de nosotros podía morir y para nada lo quería.
–Debemos salir por la parte de atrás de la cabaña, no se detengan, si uno de ellos se les atraviesan sáquenle la vuelta o si pueden empujen lo, así ganarán mas tiempo para correr–. Dijo Cristopher.
Afirmamos con la cabeza y Cristopher le tomó la mano a Vanessa, abrimos la puerta trasera que daba al río y salimos.
Apenas dimos unos cuantos pasos y ya teníamos a un par de muertos frente a nosotros, Cristopher soltó a Vanessa para poder tirar a uno de una fuerte patada en el abdomen; intente esquivar al otro pero me tomo de los hombros y se balanceo sobre mí, este era demasiado diferente al primero que me enfrente el primer día, este aún tenia sus piernas en perfecto estado y no estaba arrastrándose, era obvia la diferencia; lo tenía encima mío y lo único que podía hacer era apartar su boca de mi cara, cada vez se apoyaba más sobre mí, el vidrio del reloj era lo único que apartaba mi brazo de uno de sus dientes, era cuestión de segundos para que llegarán otros muertos y me convirtieran en su comida; Vanessa lo sujeto del cabello e intento estirarlo pero este se le desprendía muy fácil de la cabeza; saco un cuchillo y se lo enterró justo en la nuca, el muerto dejo de hacer movimiento alguno y cayo a un lado mío.
Cristopher junto a Vanessa me ayudaron a ponerme de pie y me preguntaron que si estaba bien, a lo cual afirme, cada vez se acercaban más muertos, no podíamos con todos ellos.
Corrimos hacía los árboles, era realmente difícil correr con tanto lodo, las ramas rasgaban nuestras caras y brazos, nuestra respiración era cada vez más fuerte por no parar de correr.

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