¿Esa es tu solución?

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Buenas(?

Vengo a decir que le dedico de nuevo una parte a mi querida Valentina, porque la adoro y sinceramente le debo nuevamente tener ánimos de escribir de nuevo a pesar de que he tenido días difíciles <3

Eso y que sé que ama el NamMin(?
¡Gracias por todo! 







Cada vez entendía menos.

En un principio pensaba que su pequeño y adorable dongsaeng estaba teniendo celos porque estaba enamorado de él, pero luego de hablar con su compañero de cuarto del cual sospechaba que se había peleado con él y en consecuencia distanciado las últimas semanas ya no estaba tan seguro de ello.

Al charlar sobre Jimin, sin buscarlo descubrió que Taehyung estaba tratando de conquistar al rapero de Gwangju y que de hecho usaba sus conversaciones al azar como fuente de recursos para planear el como hacerlo; aunque no sabía como sentirse con ello tampoco era que le molestase realmente.

Sus dudas crecieron con lo siguiente. Taehyung le aseguró que el chico de Busan le montó una escena de celos digna de drama adolescente cuando le escuchó cantándole y dándole muchos cumplidos a Hoseok. Esa era una prueba contundente e innegable. Él se había equivocado; tal como le dijo Yoongi, su mente malinterpretó las señales y le hizo ver un pretendiente dónde no había más que un amigo que gustaba de su compañía y atenciones.

Aunque le gustaría decir que aquella revelación le aliviaba, no era así. Una parte de él se sentía insatisfecha con ello, como si algo no debiera ser así; era casi como un trago amargo que le dejó aquél sabor impregnado en su garganta y de paso, el malestar en la boca de su estómago. No llegaba a comprenderse a si mismo, pues antes se encontraba incómodo de pensar que Jimin tuviera algún sentimiento más allá de la amistad para con él y ahora le molestaba descubrir que no era así.

Resignado suspiró desperezándose en su silla, guardó su archivo de audio, decidiéndose a tomarse un descanso puesto que componer no era nada fácil cuando tu mente no se encontraba totalmente en ello. Tal vez un café de la cafetería y un bocadillo nada saludable de esa máquina expendedora -por la que sus compañeros le habían suplicado tanto los superiores- del piso inferior al suyo le ayudarían a centrarse más. Con paso lento pues aún era temprano, salió de su estudio para ir por sus provisiones.

[ ■ ♧ ■ ]

Café en una mano y dinero en la otra, todo listo para asaltar la máquinita tan solicitada por los demás miembros.

En cuanto la divisó al final del pasillo sonrió, ésta vez no estaba vacía, como solía estar cuando Taehyung y Jungkook pasaban el día en la empresa. No era así, porque ellos no tenían agenda allí hoy, no hasta dentro de dos días cuando tuvieran el ensayo general antes del tan esperado comeback de las semanas siguientes.

Introdujo con emoción cada moneda, seleccionó su golosina y repitió el proceso hasta tener cuatro paquetes en su poder, planeaba obtener más hasta que sintió un toque ligero en su hombro.

-Hyung, no te los acabes por favor. -La voz apagada del mayor de Busan le hizo voltear casi al instante. -Esos son mis favoritos... En la máquina de abajo ya no hay. -Le informó con una media sonrisa, o más bien un intento de ella. -Si me dejas esos últimos dos paquetes te querré mucho~ -Bromeó haciendo un gesto de corazón con los dedos de su mano derecha, acompañando el mismo con una sonrisa que al fin amagaba a ser sincera, la cual provocó que sus ojos se cerraran formando su ya conocido eye-smile. Algo en él se revolvió. En definitiva Jimin era adorable sin siquiera esforzarse.

-Te dejaré esos dos y te daré uno de los míos si prometes ponerle un límite a los maknaes cuando vengan, nunca dejan nada para los demás. -Le dijo alzando la comisura de sus labios en una amplia sonrisa; si bien se sentía aún extraño por saber que había confundido el comportamiento del menor, si le invadía un mínimo alivio aunque se contrariara con ello. Ya podía volver a bromear con él. Eso pensaba hasta que vio la expresión del bajito cambiar a una apenada y su mirada bajar. -Ah... ¿Dije algo malo? -Luego recordó. La línea noventa y cinco estaba peleada. Había metido la pata mencionándolo a Taehyung.

-No... es sólo que... -La voz del contrario apenas había sido un murmuro. Se quiso abofetear a si mismo. -Taehyung y yo estamos... distanciados. -Finalizó.

Aunque se sentía mal por haber puesto triste al siempre alegre Park, creía que esa era la oportunidad perfecta para desempeñar su papel de líder e interferir como era su trabajo para lograr la reconciliación correspondiente entre los que él sabía eran el mejor ejemplo de una amistad inquebrantable. No podía permitirse ver como años de compañerismo de tiraban a la basura por algo tan incontrolable como el amor. Porque uno no elige de quién se enamora, sólo sucede y el que ambos amaran a la misma persona casi le rompía el corazón a Namjoon, pues uno de los dos llevaría las de perder, y según los relatos del menor de los oriundos de Daegu, ese sería el chico frente a él.

-Ah -Comenzó. -Lo siento, yo lo olvidé y... ¿Quieres hablar de ello? -Consultó paciente. -Claro, si te apetece... -Añadió rápido. Tenía presente que primero necesitaba que éste accediera a abrirse a él como para contarle un tema tan privado como lo era la razón detrás de la pelea, y entendía de sobra que presionarlo a hacerlo no era la forma de lograrlo.

-No. -Le escuchó decir firme, tanto que le sorprendió y confundió. -No quiero hablar de ello, es más, lo mejor será sepultar el tema. -Observó como el menor alzaba al fin la mirada y posaba sus ojos firmes en los suyos. -Después de todo no soy tonto y sé que llevo las de perder con Taehyung. -Añadió para luego dejar salir un suspiro que le sonó a lo más derrotista que oyó jamás. -Sólo necesito un tiempo para procesarlo mejor y desaferrarme. No me puedo permitir llorar frente a él y dar la impresión de que busco hacerlo sentir mal a través de la lástima. -Completó acompañando sus palabras con la sonrisa más cínica y falsa de la que alguna vez fue testigo.

¿Qué cómo lo sabía?

Porque estaba viendo perfectamente las lágrimas hacinarse en los cantos de aquellos ojos tristes que antes solían darle las más bonitas sonrisas.

Eso y que cuando alzó sus manos con intención de acercarlas a la primera lágrima rebelde que escapó e intentó abrir la boca para decir algo, Jimin corrió lejos haciendo uso de las escaleras de emergencia para su huída.

Por más que le siguió no hubo diferencia, pues no le encontró en el primer piso y ningún guardia le vio salir, tampoco fue capaz de hallar ni rastro de él en las escaleras o salas de uso frecuente.

Su única opción fue volver por sus golosinas y café ahora frío para tirarse en su silla a pensar una solución.

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