Capítulo 22

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Octubre 27, 2009

11:11 p.m.

Como era de esperarse una "broma" como la que Audrey había planeado no podía pasarse por alto y menos si la víctima, Alex, tenía graves heridas físicas.

Ayer por la noche, cuando llegué del trabajo, papá me esperaba en la sala de estar. Tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados. Yo lo miré y me quité la chaqueta.

—Quiero saber lo que le pasó a Alex y por que su padre está preguntando por ti.

—Papá, te juro que yo no hice nada. Yo estaba esperando fuera de los vestidores y cuando me di cuenta de que todos se habían ido entré a buscarla. La encontré en el piso de la duchar y la llevé a enfermería. No sé nada más.

Los dos nos miramos a los ojos y él solo trataba de decidir si lo que decía era verdad o una excusa para salir de un problema. No le estaba diciendo toda la verdad. Sí sabía más de lo que le dije y sabía qué había pasado, pero yo no le había hecho nada a Alex.

Él se apretó el puente de la nariz mientras suspiró.

—¿Me estás diciendo toda la verdad? —me preguntó enfatizando la palabra toda.

—Sí —no.

—Bien, eso espero. Esto es algo muy serio Niall. Casi le rompen una costilla a Alex y tiene contusiones muy graves. No quiero enterarme después que tú tuviste que ver en esto.

—Está bien.

—El padre de Alex estará aquí en unos minutos y quiere verte.

—¿Él te llamó? —pregunté incrédulo.

—Sí.

—¿Cómo es que tiene tu numero? 

No es por nada pero, que alguien tenga tu número es extraño, y más si no lo conoces.

—Él es mi jefe, Niall. 

—¿Creí que tu jefe se llamaba Robert?

—Y el jefe de Robert es el Señor Cohen. 

Sonreí un poco. Tal vez pueda usar esto a mi favor, para molestar un poco a papá. Vi por la ventana como un auto se estacionaba enfrente de la casa de Audrey. Esa era mi señal. Tenía que ir a casa de Audrey para aclarar todo y dejar en claro que yo no había lastimado a Alex. Jamás lastimaría a una chica, al menos no físicamente.

Entré a la casa de Audrey, sin tocar la puerta, seguido por mi padre. Audrey me hizo una señal indicándome que debía acercarme a Alex, quien estaba sentada en el sillón junto a quien supuse que era Clara. Ni siquiera saludé al padre de Alex. Simplemente caminé hacia donde la chica de ojos cafés estaba y me hinqué frente a ella.

—¿Cómo te sientes? —le pregunté mientras apartaba un mechón de su cabello.

—Mejor —ella respondió.

Tenía un ojo morado y el labio inferior hinchado y no quería ver los golpes que su ropa ocultaba. Tomé su mejilla y acaricié su suave piel con mi pulgar.

—¿Quién es usted? —el señor Cohen habló autoritariamente con el semblante firme. Seguramente un maniático del control. ¿Y quién no lo sería siendo el jefe de la mitad del país y de otros lugares esparcidos en el mundo?

Me puse de pie y lo miré a los ojos, desafiándolo. Papá me miró rogando que yo no hiciera nada.

—Niall Horan.

The True Happiness (Versión en español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora