Octubre de 2017. Buenos días acabo de despertarme. Buenos... o no tan buenos.Miro por la ventana y fuera está lloviendo, pero es una lluvia fuerte, de esas que no para de golpear el cristal como si estuviera intentando atravesarlo. Que depresión, ¿tenía que ponerse ha llover hoy? ¿Un sábado? ¿De verdad?
Me tumbo en la cama de nuevo, con los ojos abiertos me pongo de lado y abrazo la almohada. De repente me viene un recuerdo a la cabeza. Se proyecta en mi mente una imagen mía de cuando era pequeña. Cuando era pequeña y todo era más fácil. No había mal de amores, no existían los complejos, no tenias envidia ni celos. Te daba igual que fuera estuviese lloviendo o si había un sol increíble. Yo no sabia caminar porque recuerdo que iba brincando y bailando a todas partes. Me encantaba ir al colegio solo para poder jugar con la plastilina y ver a mis amigas. Las risas eran exageradas y las profesoras estaban muy subestimadas. Cuando el médico decía que estaba mala a mi se me ponía una sonrisa en la boca solo de pensar en que esa noche mi madre me daría un poco de dalsi (es medicina que sabe a fresa y me encanta). Yo considero tuve una infancia muy feliz. Y en verdad lo hecho bastante de menos. Hoy no se porque no va a ser un buen día, tengo una corazonada.
Me gustaría volver al pasado solo por un día y revivir aquellos momentos tan lejanos.
Y así como así, sin darme cuenta me quede dormida otra vez.