El taxi se estaciona frente mi departamento y le pago. Al bajar, corro con mi mochila pegada al pecho por la lluvia incesante qué hay todas las tardes en Londres. Octubre es un mes lluvioso y frío en Portland pero aquí no tiene comparación las gotitas americanas con el casi granizo londinense.
Subo las escaleras que dan al segundo piso del dúplex para abrir torpemente(cabe señalar) la puerta. Estando adentro me quito mi pesado y mojado abrigo, lo aviento al suelo junto con mis botas y mi gorro, para poder cambiarme la ropa de la escuela por mi cómoda pijama. Camino directo a mi cuarto temblando de frío.
Vaya primer día
Cuando por fin termino de secarme el pelo mi celular suena.
-Hola mama.- la saludo mientras aviento la toalla al cesto de ropa sucia.
-Colette! ¿Como te fue? Cuéntame.- me siento en la orilla de la cama.
-Bien. Me agrada la escuela. Es más bonita que en las fotos de internet y los folletos. Tiene un estilo muy clásico y viejo que me encanta. Tenías razón ¡Es enorme! Creo que no me querré ir de aquí.
-Me alegra que te guste hija. Dime ¿Ya tuviste clase con Andrew?
-No, mañana es mi primera clase con el.
-Maggi me dijo que quieren invitarte a cenar con ellos un día de estos. Me parece que no viven muy lejos de ti.
-Estaría genial, agradécele a ambos de mi parte. Pero primero tengo que conocer un poco esta ciudad. Hoy tuve que tomar un taxi porque decidí ir en autobús a casa pero resultó que este iba al otro lado de Londres, así que termine perdida y mojada.
-¿No es como aquí?
-Nada que ver. Te pierdes facilísimo, aunque eso si, las personas son amables y educadas como papá siempre decía. Ya vi porque se enamoro de Inglaterra.
-Lo se.-suspira pesadamente.
-Yo también lo extraño muchísimo mama.- lo digo en tono más dulce para no ponerla peor pero un silencio se instala en nuestra llamada por lo que intento la táctica de cambiar el tema.
-¿Que haces llamándome cuando puedes hace una FaceTime? Te enseñe a hacerlas. Me pondría muy feliz que nos pudiéramos ver cara a cara.
-Oh, no lo sé. Sabes que no soy muy buena con estas cosas, pero lo intentare para próxima ¿vale?
-Claro.
-¿Que vas a cenar?
-Creo que lo que quedó de la comida de ayer.- le miento porque se pondría histérica si le digo que lo único que tengo en mi cocina en estos momentos es cereal y un poco de leche.
-Aliméntate bien.- me reprende y comienza la típica llamada de tips, sugerencias y regaños que siempre me hace. 15 minutos más tarde cuelgo y me apuro con toda la tarea que desde el primer día me dejan.Al día siguiente mis clases inician a las 8 am. La primera hora pasa volando para sorpresa mía, y ahora me encuentro caminando por el campus en dirección a la clase del profesor Bowman. Andrew Bowman fue un amigo de juventud de mi padre. Ambos estudiaron en esta misma universidad, solo que después de graduarse se distanciaron por lo que las visitas cada vez se hicieron menos frecuentes hasta el punto de que en mi vida solo había visto una vez a Andrew y su esposa Margarette. Pero a pesar de ello nunca perdieron contacto hasta el día de la muerte de mi padre.
Ahora voy a ver por segunda vez a Andrew, perdón, al profesor Bowman, después de mucho tiempo.
Al entrar al salón, mis compañeros ya están en su lugar mirando al hombre que está en el pizarrón. Me siento rápidamente y saco mi libreta. El profesor está de espaldas con una mano guardada en el bolsillo del pantalón mientras escribe sin prestarnos atención. 5 minutos después todos estamos dentro cuando suena la campana y el profesor se da la vuelta.
-Bien, mi nombre es Andrew Bowman y por lo que resta del semestre seré su profesor de Literatura Inglesa. Por favor, evítense la molestia de ponerme sobrenombres o llamarme a cualquier forma diferente a mi apellido. No pienso ser un ogro con ustedes pero no me tienten a lo contrario.-se quita los anteojos, nos señala con estos y después vuelve a colocárselos - Ahora ¿alguno de ustedes podría decirme su obra y/o autor inglés favorito?
Una chica al otro lado del aula levanta la mano y menciona Jane Austen. Demonios, soy tan cliché como todos en este salón.
Pienso que el profesor se burlará de los que estudian literatura por el simple hecho de ser fans de Orgullo y prejuicio, pero no es así. Me agrada. Las manos continúan siendo levantadas y yo lo observó un momento. Creía que al verlo lo reconocería, pero eso es absurdo si lo pensamos bien, ya que cuando lo conocí tenía tan solo 4 años y mi mente no grababa las cosas tan bien como para ser recordadas 20 años después.
Tampoco me recuerda a mi padre. Me decepciona un poco porque deseaba tener una pizca de él mediante su viejo amigo.
El profesor Bowman es alto, le calculo metro ochenta más o menos, delgado, el pelo castaño y bien peinado. Su traje gris le da un toque serio y un tanto intimidante. Unos anteojos de armazón negro cubren sus ojos. No sonríe pero no frunce el ceño. Hasta hace unos segundos. Su mirada está dirigida a mí, sus cejas se juntan y es por mi culpa.
¿Pero qué pasa?
-Señorita, no me gusta repetir en demasiadas ocasiones mis preguntas, por lo tanto ¿podría responderme?
Mi compañero de al lado se inclina levemente hacia a mí y me dice por lo bajo "la misma pregunta que desde el inicio".
-Joven Davis, no hace falta susurrarle a su compañera, yo mismo puedo hablarle. Así que dígame su autor favorito y porqué. Es la última en contestar.
Todas las miradas están fijas en mi y me pongo nerviosa, tomo aire y cruzo las manos sobre mi pupitre. Al levantar la mirada me encuentro más tranquila como para contestar. Levanta las cejas esperando una respuesta y le digo sin vacilar.
-Jane Austen, señor. Sonará redundante por las opiniones que mis compañeros han dado pero es la verdad. Me fascina lo bien expresados que son los sentimientos en todas sus obras a pesar de la vida y decepciones que tuvo hasta su muerte. Las descripciones son sencillas y correctas, los personajes bien creados, y el estilo muy marcado. En definitiva es mi favorita. Pero tiene casi un empate con Arthur Conan Doyle.
Se sienta sobre el escritorio y me mira fijamente. Emite una pequeña risa para sus adentros y cruza los brazos.
-¿Nombre?
-Colette Elliott, señor.
-Muy bien Colette. Bien para todos.- se levanta y comienza a hablar sobre la materia mientras camina lentamente por todo el frente del salón. Juega mucho con sus anteojos, poniéndoselos, quitándoselos, haciendo ademanes con ellos y un sin fin de cosas más.
Después de lo que pareció 15 o 20 minutos suena la campana que indica el cambio de clases. ¿Tan rápido se me pasó el tiempo?
Recojo mis apuntes y guardo todo en mi mochila.
-¿Soy solo yo o la clase pasó volando?
Miro hacia la dirección de la voz y me encuentro con un chico moreno con una sonrisa que deslumbra.
-No, no eres solo tú. Sentí lo mismo.
-Dicen que es de los mejores.- señala con la mirada al profesor que se encuentra acomodando su portafolio. Sonrío para el chico.- Mi nombre es Antonne Davis.
-Colette Elliott - le tomo la mano que extendió hace unos segundos.- Ah, gracias por la ayudita de hace unos momentos.
-No me agradezcas- levanta despreocupadamente los hombros- ¿Que clase tienes?
-Escritura creativa.
-Vaya, que casualidad. Yo también. Anda, nos hacemos compañía en la siguiente clase.
Los dos caminamos a la salida del salón pero el profesor me llama.
-Señorita Elliott.
-Te alcanzó en el salón ¿está bien?- le susurró a mi nuevo amigo y el retoma el paso. Cuando se ha ido me acerco al maestro.
-Señor Bowman.
No suelto mi mochila ni el su portafolio.
-Después de la clase puedo ser Andrew, Colette. Mi esposa me dijo que debía invitarte a cenar esta noche.
-Oh, es muy amable de su parte. Solo que no sé dónde viven.
-¿A qué hora termina tu última clase?
-6 pm.
-Ya, mira la mía es a las 7. No sé si te gustaría esperar solo una hora y yo te llevo a casa. No es lejos de la tuya, además no podrás perderte.
Lo pienso unos segundos. ¿Que más da esperar una hora? Ahorrare tiempo en lo que encuentro la casa, y también ahorrare dinero de transporte.
-Me parece bien. ¿Lo espero en el estacionamiento?
-Oh no. No hace falta que te quedes afuera. Espérame en mi cubículo. Intentaré terminar un poco antes.
Concuerdo con el y me despido.
-Hasta al rato señor.
-Andrew.- me corrige y sonríe con una mueca torcida.
Me retiro hacia mi otra clase y continuó con el día.
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Sobre todas las cosas.
Romance¿Tan escandaloso es un romance con diferencias de edades? ¿Porque no pueden aceptar el hecho de que alguien puede amar a una persona que incluso le dobla la edad? ¿O viceversa? ¿Cómo evitar tener sentimientos por alguien que no debes? ¿Acaso esto no...