Capítulo 1

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Una noche desenfrenada, alcohol, drogas y sexo, más y más sexo. ________________ dependía de la cruel entrega de su cuerpo con lo ajeno. Un terrible oficio que con el tiempo logró oscurecer su realidad y volver el mundo en su cabeza algo totalmente inexistente dentro de la buena vida. Sus labios temblaron mientras aquel sujeto la penetraba sin pudor una y otra ves, lamiendo por aquí y allá, siendo uno de los más perversos que la había logrado tocar. Pagar por ella era un privilegio que solo los millonarios, los clientes mas regulares del bar, podrían hacerlo.

—Fue bueno ¿no crees?. —terminó por decir, sintiéndose satisfecho durante el largo tiempo que disfrutó de ella.— ¿No quieres ir a cenar después de tu jornada?.

—Solo lárgate Mark, odio cuando intentas alcanzar algo más. —la repugnancia brotaba en cada una de sus palabras, odiaba su trabajo, pero mas que nada odiaba las circunstancias que la conllevaron a ese limite.

—Vamos cariño, yo solo intento ser amable, en fin, mañana regresaré, usa algo más caliente, comienzo a fastidiarme.

Abrochó hasta el último botón de su camisa y se marchó sin importarle la frágil chica que había dejado atrás. Ella notaba cuan insistente era aquel hombre, y cual eran sus segundas intenciones, incluso había descubierto una charla privada que tuvo con el chulo que la había involucrado en ese mundo, él no quería mas que comprarla para si solo, pero el gran Ryan se negó rotundamente a hacerlo. No vendería a su joya más querida en sus negocios.

Tomó una gran bocanada de aire mientras se ponía de pie y se arreglaba para irse, eran pasado de las 12:30am y su turno había concluido. Agradecía que por fin el día acabó.

Sus pies tambalearon por el largo pasillo de las habitaciones hasta que logró llegar a la oficina de su jefe. Ryan le esperaba y frente al hombre un sujeto castaño asintió hacia él antes de marcharse.

—Ah Jimin, y quiero un trabajo limpio, no acepto errores.

—Claro Señor. —respondió plasmando su mirada en la prostituta frente a sus ojos.— Que tenga una agradable noche señorita. —añadió cruzando a su costado en paso firme con arrogancia hasta que desapareció tras la salida.

—¿Ya ha terminado tu jornada?. —preguntó revisando unos cuantos papeles que sujetaba en sus manos y ella respondió con un simple sonido ahogado en su garganta.— Bien, puedes marcharte.

—Que tenga buenas noches Señor. —se despidió intimidada por su fría expresión.

—Como sea, ve con cuidado musa.

Sintió un escalofrío de impotencia al no poder negarse al ridículo apodo que había obtenido. Su nombre era _________________, no musa. Pero aquí él imponía las reglas, y ella solo debía guardar silencio. Su boca debía permanecer así, y no usar palabras incorrectas, con la persona equivocada.

Salió pisoteando con fuerza sus tacones a lo largo del resto del pasillo hasta llegar a la pista, donde sus compañeras yacían sentadas o totalmente alcoholizadas en compañía de la clientela. Era desagradable el ambiente, y solo se preguntaba cuando acabaría todo ese infierno.

—¡Hey musa! ¿Te retiras?. —gritó una esbelta chica al final de la barra, con un hombre jugueteando con su cuerpo. Le pareció una tontería llamarla una golfa, siendo tan irónico que ella hacía exactamente lo mismo.

—Yo... Debo irme. Hasta luego Yuri.

—Tyse. Mi apodo es Tyse. —le corrigió mientras dirigía su rostro hasta el sujeto en compañía.

—Buenas noches Tyse. —susurró y llegó hasta la entrada percatándose de unas cuantas parejas bloqueando las compuertas.

Dio unos cuantos pasos para rodearlos y fue detenida al instante por una voz masculina al frente.

DANGER SEX [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora