Capítulo 5

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Sorpresa, sorpresa con lo de Simon, ya sé... Tenganle pacincia al Alec, todavía no ha conocido a Magnus 😉😏 Seguimos con un poco de la historia de Simon.



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¿Fue un sueño?

Ahora estaba dejando que su mente jugara con él otra vez. Una vez más, con una casa vieja, un nuevo entorno, todo nuevo, era inevitable que hubiera un período de transición hasta que se acostumbrara al lugar.

Cerró el agua, secándose la cara antes de apagar la luz y volver a la habitación. Se metió a la cama y rodó hacia el costado que tenía la ventana, cerró los ojos respirando profundamente, mientras se acomodaba en la suavidad debajo de él. Su brazo se estiró sobre el lado vacío de la cama, como si estuviera buscando ese calor con el que había soñado hace un momento. Ese suave y dulce tacto, ese embriagador aroma exótico. Su mano chocó contra algo que tenía los ojos abiertos. Se apoyó en su otro brazo y tanteó la forma familiar que descansaba sobre la almohada a su lado. Tímidamente extendió su mano para sentir la superficie, piel desgastada, pelaje duro, ojos de botón, hocico gastado. Teddy.

Se sentó mirando la inocente reliquia de su infancia como si fuera algo extraño y horrible. ¿Qué en el nombre de Dios estaba haciendo en su cama? Llevó su mirada hacia la silla en la esquina y vio que ahora estaba completamente vacía. De acuerdo, esto ya era demasiado al estilo Five Night's At Freddies para ser algo más que espeluznante. De pronto, un aroma diferente al anterior llenó su nariz, uno más familiar. Dulce, floral. Miró de cerca al oso y vio que había algo extraño en el perfil de su forma. Extendió una mano con cautela y le dio al juguete un golpe experimental con un dedo, sintiéndose como un tonto de inmediato por actuar de esta manera por un inofensivo animal de peluche.

Inofensivo, ¿eh? Entonces, ¿cómo pasó de la silla a la cama, hmm?

Tragó saliva y tocó el objeto que yacía en la redonda barriga del oso. Era suave, fresco y tenía un tallo. Una flor. Ahora los hormigueos de miedo recorrieron su columna como una descarga eléctrica. Con una mano ligeramente temblorosa, la levantó y la acercó, el aroma lo inundó. Una rosa. Aunque estaba oscuro, podía decir que era de un color profundo, rojo con toda probabilidad. ¿De dónde había...?

Frunció el ceño, tratando de pensar de dónde salió y recordó que en el jardín estaban los restos de un jardín de rosas muy descuidado. Lo había notado el día que Dot le enseñó el lugar por primera vez, pero desde que se había mudado, su atención se había centrado en la casa misma, no en el jardín. Obviamente, alguien había encontrado belleza en medio del caos. Tan asustado como se sentía, Alec se encontró llevando la delicada flor a su nariz y absorbiendo su dulce perfume. Sus ojos escanearon la negrura; pero como antes, la habitación estaba vacía.

Puso a Ted y la rosa sobre la mesita de noche, recostándose de nuevo. Ahora estaba empezando a calmarse un poco, la lógica, por así decirlo, comenzaba a ubicarse. Quienquiera que le hubiera dado la rosa no le deseaba ningún daño, obviamente. Un capullo de rosa no podía definirse como una amenaza y dársela con su viejo oso de peluche era, ya sabes, dulce.

Su Salvación - His SalvationDonde viven las historias. Descúbrelo ahora