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Libro 1




En esta historia las almas gemelas sí existen, el amor verdadero sí es posible y cada persona está destinada a encontrar al amor de su vida.

Pero una cosa es encontrarla, y otra muy distinta unirse a ella.

«Son tus decisiones, y no tus condiciones, las que determinan realmente tu destino».

El destino había puesto a Gray y Juvia por el mismo camino una vez y ellos habían decidido romperse desde el momento que se conocieron. Por distintas razones, ninguno quiso aceptar plenamente lo que sentía por el otro, y con eso no sólo terminaron lastimándose mutuamente, sino también a sí mismos.

Él decidió seguir su camino de la mano de otra persona.

Ella decidió buscar otro camino.

Siete años después, el destino vuelve a ponerlos frente a frente; pero ahora hay recuerdos, personas, dolor, lágrimas, inseguridades y arrepentimiento entre los dos.

Juvia no puede dejar de relacionar el presente y recordar con dolor las últimas veces que hizo cada cosa con Gray. Y Gray no puede dejar de pensar en lo que hubiera pasado si él nunca hubiese soltado la mano de Juvia y en cambio le hubiese confesado que la quería más de lo que nadie sabía.

El hilo rojo del amor que cuelga entre los dos está apunto de romperse y parece imposible curarlo en tan solo tres meses.

Pero hay una ventaja; y es que el tiempo es relativo cuando estás con tu alma gemela...



Ella...

La última vez que lo vi él estaba besando a otra, con tantas ganas que incluso pensé que en cualquier momento se iban a arrancar la ropa.

La última vez que hablé con él fue después de ese suceso; al día siguiente. Entonces no lo vi. No podía.

Ahora, siete años después, vuelvo a verlo besando a la misma chica que de entonces; ahora es una mujer e incluso se ve más hermosa que antes. Pero no hay ganas, no hay manos volando por todas partes. Es un simple beso carente de emoción que supongo suelen darse las parejas que llevan mucho tiempo de probarse.

Claro, han pasado siete años.

Y él ya llevaba dos años con ella cuando se metió conmigo.

Supongo que después de todo las parejas eternas sí existen, las parejas de instituto sí funcionan y un hombre puede enamorarse de verdad de una chica.

Pero entonces ¿por qué yo sigo sintiendo esto?, si es verdad que las parejas afines existen ¿por qué la vida te da sentimientos tan fuertes por una persona que no es para ti?. Han pasado siete años, por Dios. Mis manos no deberían estar sudando por los nervios, mi corazón no debería latir tan rápido, mis ojos no deberían arder un poco como lo están haciendo ahora, y mucho menos debería estar recordando tantos detalles de nuestra fatídica relación.

Tal vez todo fuera más fácil si yo estuviera con un hombre ahora. Si hubiera alguien en mi vida lo suficientemente importante para no volver a sentirme como una perdedora. Hace mucho que no sentía este sentimiento de inferioridad, pero ahora, aquí delante de ellos, con sus ojos recientemente clavados en mí como si me reconocieran, no puedo evitar no sentirme tan poca cosa.

Él...

La última vez que la vi acababa de hacerle el amor por primera vez. Su primera vez. Sus ojos tenían el azul más bonito y brillante que uno pueda ver jamás en alguien, su sonrisa era tan grande como la mía y sus mejillas estaban adornadas de un adorable color rosa.

La última vez que hablé con ella no me dejó verla; su voz sonaba distante, quebrada, y podía escuchar cómo moqueaba. Dios, creo que nunca había escuchado a nadie llorar con tanto sentimiento, pero supongo que es lo que pasa cuando la persona que realmente amas no solo te rompe el corazón, sino que también lo tira al mismo fuego delante de tus narices.

Hoy, después de casi siete años, sus ojos azules carecen de brillo, por muy loco que suene incluso parece que se han oscurecido más. Sus labios son una línea recta, y sus mejillas, aunque sí están teñidas de rosa, irradian ser producto de vergüenza que de felicidad.

Sus ojos no evitan mi mirada, al contrario, la mantiene con la barbilla en alto, como si dejar de mirarme a mí y a mi novia significase ser una derrota. Se ha convertido en toda una mujer, y pensar en la Juvia adolescente me provoca un sentimiento de culpa que hasta me escuece en la garganta.

Yo la quería. Joder, yo me había enamorado de ella. O más bien creía que ya lo estaba. Pero empecé a salir con ella por un objetivo, no para enamorarme, y cuando conseguí lo que quería... volví a caer al inicio de todo.

Tantos recuerdos, tantas historias, tantas primeras veces, tantos sentimientos vividos con mi exnovia, me recordaron de quien debía estar enamorado en realidad. De quien había estado enamorado por casi tres años.

Y Juvia tuvo que estar presente cuando yo tomé esa decisión.

Esa equivocada decisión.




Por esas personas que amamos el Gruvia y nos encantan sus historias «sad», he aquí una más para la lista.♥

⇀Gracias a Jelsa por su hermosa colaboración de la portada en galería. 💞

Last time [Parte I] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora