Sensaciones

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Esa sensación... esa sensación había vuelto. Una sensación que le quemaban la espalda, le prendían la piel y la alertaba. Como siempre, se volteó bruscamente y esos ojos acorralaron los suyos. Era una guerra de ojos exóticos, de sentimientos profundos y prohibidos fusionados en la miel, la menta y el chocolate fundido. Ella se removió cuando oyó que la llamaban y se volteó obligándose a dejar de verlo. No era novedad, ya venía percibiéndose observada hacía mucho tiempo, pero, muy insegura y negadora se repetía a sí misma "solo son ideas tuyas" una y otra vez, y luego volvía a su eje del olvido. O eso creyó cuando se encontraba sentada frente a ese espejo, gran sorpresa se llevo esta vez cuando la mirada revivía en sus pensamientos y volvía a sentir esa sensación, atormentándola.

Luego de aquella escena, "la mas fuerte" le llamó en su interior, había pasado y desde lo acontecido la tensión parecía no acabar un solo instante. El estómago le bailaba al recordarlo, esa deliciosa chispa que se inventaba en su interior por el recuerdo de la fricción de su piel contra la suya, su respiración sobre actuada se repetía sobre su oído obligándola a recordar el suceso, todo lo que le produjo que sus dedos se enterraran en la piel de su espalda, atrevido y demandante. Lo mas grave, era que no podía negar que ese hábito que él traía sobre ella, desde un comienzo, se le incorporó también y a cada se daba la oportunidad, sus miradas se encontraban y desafiaban sin piedad. Se miró nuevamente en el espejo y el rubor era intenso en sus mejillas. El temor comenzaba a crecer en su corazón. 

-¿Que te sucede? -Se preguntó -¿Estas demente? ¡Tu estas casada! -Le recriminó a su reflejo cuando dio un fuerte respiro y luego se apoyó sobre sus brazos mas que agotada con el peso de su conciencia que comenzaba a acusarla. 

-¿Todo esta bien? -Preguntó esa voz. Oh no, no otra vez... Lo oyó ingresar detrás de ella y rápidamente todo en su interior se convirtió en una gran revolución.

-Sssi, si claro, claro -Dio una sonrisa suave y luego prosiguió a lo que se disponía, ni siquiera se atrevía a levantar la mirada para encontrarlo. Sus ojos la veían de aquel modo tan ardiente que hasta le chocaba verlo, incitaban a que sus pensamientos se fueran del tema, pensamientos que la avergonzaban lo suficiente para sentirse amenazada y llena de pena.

-¿Que sucede? Te veo preocupada... -Se acercó y se sentó junto. 

-No te invites César Évora, ya debo irme -Le indicó levantando un dedo amenazador y se paró alistándose con prisa, pero rodó los ojos al ver que el reía y la remedaba. No, nada era serio con él. 

-Vamos Vicky, he venido en son de paz -Hablaba con humor en su voz, por mas que intentaba no podía con su deseo de molestarla, se ponía deslumbrante cuando la tomaba la furia. La guapa mujer junto alzó una ceja, se apoyó en el mueble y levanto el mentón esperando una respuesta -Vamos, ya dime que sucede a mi no me engañas... -Ella se estaba por negar a contestar, pero cerró los ojos cuando él, tan cálido como siempre, se atrevía a pasar su burbuja personal y le presionaba un hombro con su gran mano. Tragó y se obligó a mirarlo... oh que mal había hecho. Sus ojos eran tan bonitos.

-Nada, quizás me da sentimiento el que todo se acabe y... ya sabes cosas de niñas -Se sonrió y hasta con gracia al ver su notable confusión. Nuevamente se escapó de esa mirada.

-Vicky -La llamó, pero ella se dedicó a preguntarle con un sonido y prosiguir a lo que se determinaba, desmaquillarse. -Mírame -La instó y lo que traía en la mano cayó suavemente cuando ella levantó su preocupada mirada hacia él. Temía a lo que fuera a encontrar allí y aún así no podía negarse a verlo.

-Dime... -Le indicó con una mirada sin poder, una mirada insegura y débil, ya no sabía si lograría simular eso que la inquietaba y escandalizaba tanto.

~>Relatos Tekila<~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora