SESENTA Y UNO

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[narrado]

La Mila había llegado con lágrimas en sus ojos el mismo día que su hermano mayor volvió de Australia.

Cuando su hermano la vio tiro todo y corrió a abrazarla, se le partía el alma con tan solo ver una lágrima cayendo por el rostro de su hermanita.

-Mili, vamos a la cocina, compre pizza antes de llegar. -dice el Jano arrastrando a su hermana hacia la cocina.

La Mila se seco el rostro y se lanzo encima de su hermano para besarle toda la cara, lo extrañaba. Ya tendría tiempo para lamentarse más tarde.

-¿Cuándo llegaste? -pregunta la Mila sentándose a la mesa.

-Como 20 minutos antes que tú, llegué de sorpresa, a la mamá casi le da un paro cardíaco.

La Mila rió ligeramente y apoyo en su mano su mejilla.

-Te eche de menos. -dice la Mila mirando cada detalle del rostro de su hermano.

El Jano sonrió y tomo la mano de la Mila.

-¿Quién te hizo llorar?

La Mila desvío la mirada, no quería responder, no quería tanto lío. Ni siquiera estaba segura de que fuera verdad lo que sucedía, no sabía en quien confiar.

-Supongo que yo misma. -dice la Mila encogiéndose de hombros.- Tal vez yo soy el problema, yo soy la que se entrega demasiado rápido, yo soy la que no se detiene a pensar si es correcto, solo quería sentirme amada por un chico que no se pelara con medio mundo y que me quisiera como soy ¿es eso mucho pedir?

El Jano detuvo de inmediato las lágrimas que amenazaban con salir de los ojos de la Mila.

-¿Qué fue lo que hizo ese hueon?

La Mila saco su teléfono y puso la foto que le había mandado la Rayen.

-Ese

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-Ese. -dice la Mila apuntando al chico de la foto.- es el Gabo... y no puede decirme que es de hace tiempo atrás porque lo vi ese mismo día con la misma ropa, y esa es la Andrea... ella dijo que era mi amiga, que no le interesaba él y miralo. -dice la Mila riendo tristemente.

El Jano casi se ríe por lo dramática que podía ser su hermana, pero no era el momento. Tenía que dejarla ser dramática y que se desahogara.

La Mila dejo el teléfono y se tapó el rostro, ya no quería seguir finjiendo ser fuerte, tenía ganas de caerse a pedazos y llorar hasta ahogarse.

-¿Qué tal si nos vamos a la playa? Viene un fin de semana largo y podemos ir con tus amigas. -dice el Jano en un intento desesperado de poder ayudar a su hermana.

La Mila se encogió de hombros y se acurrucó en el pecho de su hermano.

-¿Es normal llorar por algo que nunca tuve?

El Jano simplemente se limito a acariciarle la cabeza a su hermana.

¿Cómo es la wea, maraco? (#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora