Era una fresca noche de invierno, poca gente se veía en las calles de Buenos Aires.
El cielo contaba con unas pocas nubes que cubrían la tenue luz de luna. Habia algunas personas caminando por las calles del obelisco,sentadas con un mate, niños jugando al rededor del monumento tan propio de nuestro país, costumbres argentinas podríamos decir.
Me gusta venir aquí y sentarme en una banco a leer, escuchar música, a relajarme. Me encanta este lugar, en la noche, las luces iluminan todo. En las mañanas al pasar siempre hay personas corriendo, sentadas disfrutando la mañana.
Frecuentar este lugar me a echo saber que cada rincón oculta, ya haya sido de mañana, tarde o noche, tiene una historia. En cada banco, cada esquina, todo aquí tiene algo, alguna ruptura, alguna traición, un pedido, una declaración.
Siempre se ven, indirectamente, diferentes historias. Pero nunca pensé que yo formaría parte de una.
En este lugar encontré y perdí lo único que pudo dar vueltas mi mundo.
Pueden pensar que estoy loca, no los culpo, yo también lo creería.
Fue una noche parecida a esta cundo lo conocí, alto, tal vez un metro sesenta y pico. Tenía una apariencia un poco descuidada. Su cabello negro brillaba por los reflectores de la plaza. Esos rasgos que lo hacían increíblemente atractivo para cualquier mujer. Lo que las llamo mi atención esa noche fueron sus ojos, no eran claros, más bien eran de un color oscuro como la mayoría de las personas, pero su mirada era diferente, transmitia paz.
Se sentó en la otra esquina del banco en el que estaba y se concentró en un libro, Orgullo y prejuicio se leía claramente en la portada de esté. No fui muy disimulada ya que noto que lo estaba observabando, giro su cabeza y me dedico una sonrisa con la cual me sonroje inmediatamente.
Habrá pasado una hora después de que el hombre que estaba en el mismo banco que yo se levantará y tomará su camino.
Observe el lugar anteriormente ocupado y note que había dejado una carpeta con algunos papeles, no se porque lo hice, tome la carpeta y camine en dirección a donde se dirigía el desconocido pero no lo encontré.
Pase la semana entera recorriendo el lugar, tal vez lo encontraba, para devolverle su pertenencia, pero no lo hice.
El lunes después del trabajo, resignada a no volver a ver a aquel hombre que había llamado mi atención esa noche, caminaba en dirección a mi casa cuando, como si el destino jugará a mi favor esa noche, choque con el, el hombre de la sonrisa encantadora y mirada intensa.
Me ayudo a levantarme y se disculpaba seguidamente, le dedique una sonrisa y saque la carpeta de mi cartera, la llevaba por si lo cruzaba.
Al ver lo que tenía en mi poder me pregunto como sabia que era suya y donde lo había encontrado.
Le conté como termino aquel objeto en mis manos y me recordó.
- Gracias por no dejarla tirada, es muy importante.- dijo el extraño
-De nada, no sabia si te encontraría otra vez. Pero tranquilo, no la revise.
-No hay nada que ocultar. Son dibujos.
-Oh. ¿Eres artista?
-No, es un pasatiempo solamente. ¿Quieres verlos?
-Me encantaría.
Esa noche volví a las 1:00am a casa
Adrian me mostró sus dibujos, y hablamos de algunas cosas, me sentí bien a pesar de que era un desconocido, nos pasamos nuestros números y dijo que me llamaría para acordar vernos.
Esta de mas decir que me di a dormir muy feliz esa noche.
Habían pasado una semana y no tenia noticias de Adrian, tal vez jamás llamara, decía mi conciencia, estaba tan desepcionada cuando un mensaje de aquel hombre llego.
Me pregunto si quería almorzar con el en un restaurante cerca de mi trabajo.
A las 1:00 pm me encontraba comiendo con Adrian, pasamos un rato después de la comida juntos,charlamos y nos preguntamos cosas personales,lo básico,lo normal.
Pasaron las horas y ya se hicieron las 00:00am.
Así pasaron los meses, llevándonos bien, conociéndonos. Seis meses después en el mismo lugar donde coincidimos la primera vez, me pidió ser su novia. Recuerdo bien la fecha 20 de diciembre de 2014. Claramente dije que si, todo fue perfecto.
La navidad y el año nuevo lo pasamos juntos, el verano decidimos ir a conocer Brasil, tuvimos momentos perfectos, sellamos nuestro amor en ese viaje y juramos estar juntos siempre.
El invierno de año siguiente llego, pero con el también las malas noticias. En esa fría estación nos enteramos de que Adrian tenía cáncer. Yo me negaba rotundamente a creer que el amor de mi vida estaba muriendo, Adrian por su parte parecía tranquilo.
La vida es tan injusta pensé, porque me da lo más importante para mí, si después me lo va a quitar.
Los médicos no le daban más de un año, y yo estaba destrozada.
Así pasaron las estaciones y Adrian estaba respondiendo bien al tratamiento.
Dos años pasaron de su diagnóstico, era increíble como estaba mejorando, tenía esperanzas.
Muchas veces me había pedido que no me atara a el, que siguiera con mi vida, pero yo me negué siempre. No iba a dejar a la persona mas importante de mi vida.
Una mañana de verano de el año 2016, recibí la peor noticia. A pesar de que Adrian parecía estar bien, el cáncer había propagado todo su cuerpo. Ya no tenía cura.
El siguiente invierno, Adrian decidió que quería ir al lugar donde nos conocimos, a pesar de las advertencias de los médicos, el insistió en ir.
Una noche de viernes, nos encontrábamos sentado en el mismo banco donde nos vimos por primera vez, ambos abrazados.
Cuando iba a decir algo, el hablo.
-Dasha. Mi amor, gracias por estar a mi lado siempre, por estar en estos momentos. Me diste felicidad, se que llego el momento de irme de este mundo. Gracias por ser mí luz, te amo.
No quiero que te aferres a mi recuerdo, eres jóven, quiero que sigas adelante, se feliz, vuelve a enamorarte, forma una familia. Vive, solo vive.
La vida fue generosa al ponerte en mi camino, hoy me voy en paz por saber que ame a la mujer mas maravillosa de todas. Nos volveremos a encontrar en otra vida, porque nuestras almas están unidas. Pero hasta entonces quiero que seas feliz.
No pude contener las lágrimas, sabía lo que sus palabras significaban, se estaba despidiendo.
-No.no.no. No lo hagas, por favor, no te despidas.
-Mi tiempo aquí ya termino mi amor. Busca a alguien, vuelve a enamorarte, forma una familia, se feliz.
-No- dije sollozando- Pídeme cualquier cosa, menos eso. Te amo, solo a ti. Siempre será así, si no eres tu; que no sea nadie.
-Hazlo, por mi. Promete que serás feliz.
-Por favor...
-Prometelo Dasha. Solo hazlo.
-Pero..
-Dasha- me interrumpió en tomo de reproche Hazlo.
-Esta bien- lloré Lo haré, lo prometo.
-Dasha. Te amo.
-Yo también te amo.
Y esa noche, en el banco de la plaza, frente al obelisco, donde todo comenzó, lo perdí. Perdí al amor de mi vida.
Hoy ya hace un año de su muerte. Hace un año vengo siempre aquí, al mismo banco, en el mismo lugar a recordarlo, a relajarme. Podría decirse que es mí lugar en el mundo.
En este lugar empezó y termino la mejor historia de mi vida.
Me levantó de la banca y observó a mi alrededor. Veo una chica y un chico en la misma banca, ella esta leyendo un libro y el escucha música con sus auriculares, tan lejos y tan cerca pienso, en ese momento la chica se levanta y noto que olvida un sobre. El muchacho levanta la vista y nota el papel, lo toma, y sale en dirección hacia la chica.
La alcanzar y se lo entrega, ella le sonríe y se da vuelta para seguir su camino. El toma la dirección contraria con la mirada triste.
Al pasar por mi lado lo tomo del brazo y le digo.
-No la dejes escapar. Ve tras ella, invitala a salir.
-Como sabes que...
No lo dejo terminar y le digo.
-Solo lo se, ve. No pierdas tiempo.
El asiente con su cabeza y sale de nuevo en dirección a la chica.
Como dije, este lugar tiene muchas historias, comienzos, finales.
Mañana me voy a empezar de cero, me voy a buscar un nuevo futuro como le prometí a Adrian.
Pero siempre lo llevare conmigo, para siempre y a este lugar también.
Así que aquí empiezo otra historia nuevamente, donde comenzo y termino una. Hoy renazco y vuelvo a empezar.
El Obelisco, el lugar donde todo comienza.