Karin nació con un el don de su madre y desde entonces su libertad fue negada.
Permaneció varios años rodeada de personas que solamente querían utilizarla y dañarla, solamente era una de las armas de su aldea, no tenía sentimientos, no tenía pensami...
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—¿Qué paso con ellos? —pregunto Takara con tono de voz curioso—
La tensión y tristeza se podía sentir en el ambiente proveniente de aquella pareja y aunque el anciano tardo unos segundos en responder, finalmente lo hizo.
—Hace un tiempo nuestros amigos de la infancia vivieron en aquella casa y todo era muy pacífico por aquellos tiempos, o al menos por estos territorios, al Yugakure perder su estatus militar en la gran guerra. Hasta que un día, que prometía ser como cualquier otro, sucedió algo que nadie en la aldea se esperaba —soltó un leve suspiro mirando al suelo, como si estuviera viviendo nuevamente aquel día, y tras unos segundos levanto la mirada y continuo— uno de nuestros jóvenes shinobis, un chico común al que constantemente se le veía motivado por combatir por cualquier motivo hizo algo que a día de hoy todos nos arrepentimos por no prevenir. Aquel chico acabó con nuestros amigos una noche, los gritos y golpes despertaron a muchos vecinos, y cuando estuvimos a punto de entrar a la casa él salió con su arma ensangrentada, levanto la mirada y no pudimos ver más que un rastro de satisfacción en su joven rostro. Nadie tuvo el valor de moverse al imaginarse las atrocidades que pudo haber cometido alguien tan joven, hubo un largo silencio hasta que una señora se atrevió a preguntarle por qué lo había hecho y este sin dudarlo le contesto que había encontrado la salvación y que tenía que servirle con sacrificios...
La esposa del anciano lo detuvo con algunas lágrimas en sus ojos, él finalmente le hizo caso y decidió abrazarla al mismo tiempo que ella finalizaba la historia:— Muchos murieron ese día, pero hemos avanzado tratando de olvidarlo.
Tras aquella inesperada historia, Karin se quedó un momento en blanco, su mente parecía haberse ido a otro lado y Takara parecía ser la única en haberse dado cuenta de ello, aunque no sabía realmente qué hacer, pues Karin no reaccionaba con ningún estímulo al encontrarse en ese estado, así que solamente se dedicó a cuidarla en lo que regresaba en sí como lo había estado haciendo. Segundos después, cuando los ancianos parecían haberse calmado un poco, Karin dirigió su mirada a ellos y con una voz que a la niña le resulto familiar hablo.
—¿Quién era ese ninja?
—Su nombre era Hidan —contestaron notablemente confundidos por aquella pregunta.
Lo tengo.
₍㍿₎
Takara no volvió a mencionar aquella historia, pues algo había pasado por la mente de su cuidadora para haber preguntado aquello y haberse comportado de una forma peculiar cuando regresaron a casa. La mayor había dejado a la niña sola sin ninguna explicación pensando que volvería más tarde, sin embargo, confirmo que no era así cuando la vio ingresar a su vivienda temprano en la mañana. Aquel comportamiento era extraño para la niña, pues desde que le había pedido que la salvara, Karin no se había separado de ella por ningún motivo sin importar la gravedad.
En un intento por olvidar aquel suceso, interceptó a Karin antes de que pudiera ocuparse en cualquier cosa que estuviera pensando en hacer.
—Karin necesito que me acompañes a buscar flores —la tomo de la muñeca, ya que jamás dejaba que alguien la tomará de las manos y era cuidadosa con lo que tocaba, algo que sin duda resultaba extraño, pero viendo de ella no sabías exactamente qué esperar. Era como una caja de secretos con la mayor seguridad del mundo— puedes preguntar en el camino.
