The Soul →【Blindshipping】

XXVI

"Gloria
El mundo entero no tiene nada, la luz del sol de tarde es brillante, una canción con ecos felices, y brilla sobre la colina de la alondra, van juntos, a lo largo del camino, que se ahoga sobre el olor y dando un paso sobre la hierba verde"

Un simple deseo por parte de ambos, ella sigue llorando en su regazo, no quiere dejarlo ir, ¿Así se sintió él cuando le vio partir? No lo sabe, y no es relevante, le ha dicho que lo hará pero que por favor no la deje, no aun, no ahora, solo esta vida y ya, pero eso es imposible, él se lo hace saber, nunca le mentiría.

—Déjame quedarme hasta la hora de tu partida —se aparta de su regazo para verle, sus orbes están vidriosos, las muescas de lágrimas que recorrieron sus mejillas aún se conservan, su mirada decisiva, no espera una respuesta, es más una advertencia.

—Esto será doloroso —declara.

—Lo sé.

—Y aun así tú...

—Quiero hacerlo ¿Si fuera al revés con Atem no lo harías? —la pregunta le deja unos segundos en silencio, al final sonríe, sabe la respuesta por ello comprende su corazón, no son tan diferentes, y aquello solo confirma que su decisión es la correcta.

—No sé cuándo vendrá por mí —afirma— puedes quedarte conmigo hasta que sea la hora, pero... —le mira firme— cuando aquello pase y estés en la misma habitación deberás salir —frunce el ceño y aprieta los puños a los costados.

—¿Quieres ser Yugi hasta el final verdad?

Él asiente, sabe que es ilógico y mezquino, pero a pesar de que no es nadie quiere al menos ser recordado como Yugi Mutou, solo eso antes de partir.

Toma sus mejillas con ambas manos —Tu siempre serás Yugi Mutou, eso nadie te lo podrá quitar —le sonríe y en su sonrisa encuentra el valor para al fin llorar amargamente, no quiere morir, no ahora, no en este tiempo donde tiene un futuro, pero no es decisión suya y al mismo tiempo lo es, sabe que esto no es un error, es justicia, lo que alguna vez tomo debía ser devuelto, aun así quería creer desde el fondo de su corazón que su existencia no había nacido solo para hacer realidad el deseo del faraón, fragmento de Padre que se había perdido en su primer muerte.

Enterró su rostro en su cuello, respiro el olor de su cabello, un leve olor a vainilla ¿Así siempre olio la chica? Pero no había palabras, solo el llanto amargo que al fin se dejaba mostrar.

Le acaricio la espalda mientras los espasmos cesaban al igual que las lágrimas, quería llorar con él, pero solo se permitió derramar un par de lágrimas, más que nadie había acudido con ella porque le necesitaba y como tal correspondería su petición a pesar de que doliera, ese era el problema de amar a quien no se debe amar, a alguien que se ha enamorado del recuerdo que una vez más se hace presente y le ha arrebatado sin tener oportunidad de tenerle.

Observo la luna desde la ventana, tal vez esa noche no sería tan mala, una luna tan hermosa resplandeciendo en el firmamento entre la tragedia solo le permitía imaginar la vaga esperanza de que hubiera otra forma, un camino donde pudieran estar en la misma línea, cerró los ojos aquel fantasma del recuerdo se había ido, por ese momento, en ese instante al menos por una vez Yugi era suyo y ella de él.