Prólogo.

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Uzumaki Naruto, el séptimo Hokage de la aldea de Konoha, había muerto en la lucha contra "Kawaki", todas las personas que residen en Konoha se encontraban tristes por la pérdida de su "sol". Sin embargo, su tristeza no se compara a la de sus seres más cercanos, entre ellos, su esposa Hyūga Hinata, sus hijos Uzumaki Boruto y Uzumaki Himawari, estos eran aquellos que no median su forma de expresar su dolor, aún a sabiendas  de que Naruto no hubiese querido que llorarán, en ese aspecto se darían el lujo de soltar todas esas lágrimas por su persona preciada antes de seguir con sus vidas, tal y como el hubiera querido.

Uchiha Sasuke, era uno más de aquellas personas que sufrían la pérdida de su mejor amigo, su rival, su cómplice, su confidente, su "sol". El pelinegro portador del sharingan, no cabía en su tristeza, se encontraba frente a la tumba del rubio a lado de su alumno, permitiendo que las lágrimas igual que la familia, cayeran con libertad y sin restricción. Naruto siempre fue una persona irremplazable, para él no había persona igual a ese rubio cabeza hueca; nadie nunca sería como él, ni sus propios hijos podrían copiarlo aunque quisieran.
Después de esto ni el, ni nadie volvería a ser el mismo.

....

Habían pasado ya tres semanas del funeral que se llevó a cabo, en honor a el séptimo Hokage, la lluvia había llegado unos horas después del aquel evento. Dicha llovizna aumento a una tormenta, dando inicio una vez que todos estuvieran en sus respectivos hogares, era como si Naruto los estuviera protegiendo aún a esas alturas.

Haruno Sakura, se encontraba en la ventana de su hogar observando las gotas de agua caer una tras otra. Aquella tormenta seguía igual de fuerte que el día del funeral, y de eso ya iban tres semanas. Ella no pudo ir al funeral más por vergüenza que otra cosa, se sentía una inútil, ella siendo estudiante de Senju Tsunade, la quinta Hokage, no pudo hacer nada por su amigo, aquel que la apoyó sin importar que, jamás dejo de darle su lugar y de apoyarla incondicionalmente. Lo que era peor era que su pequeña Sarada, no tenía intenciones de hablar con ella, ni siquiera de mirarla, la había decepcionado y como no, si Sarada adoraba a Naruto, lo veía con admiración. El colmo, para rematar, ni Sasuke que se suponía era su esposo le daba apoyo, simplemente paso de ella, de hecho, en ese instante era el único que podía entrar a la habitación de su hija. Sakura, se sentía la peor basura.

Nara Shikamaru, fue llamado por el consejo de Konoha, para hablar sobre el siguiente que tomaría el puesto que el ojiazul había dejado con su partida. La decisión, era que el se hiciera cargo, no podía negarse, se lo había prometido a su amigo minutos antes de su muerte y como su mano derecha, lo iba cumplir.

"Vaya carga me has dejado, Naruto, que molestia"

Pensó el Nara, tomando un cigarro entre sus manos e inhalando el humo, dejo aquellas palabras no dichas en el aire. Una sonrisa de nostalgia salió de sus labios al recordar todos los momentos vividos con él, definitivamente, no se arrepentía de haberlo conocido.

La pequeña pelinegro de ojos azabache, que corresponde al nombre de Uchiha Sarada, se encontraba en su habitación llorando y con el corazón destrozado. No supo como reaccionar cuando la noticia llegó a sus oídos, tuvo que esperar a que su padre regresará para confirmar lo que menos quería que fuera cierto; lamentablemente para ella, el séptimo había muerto. De una forma honorable, defendiendo a su aldea y a sus seres queridos hasta el último suspiro. Uchiha Sasuke, su padre se encontraba consolandola, dándole el amor que durante varios años había pedido. Se encontraba feliz y triste a la vez, era una combinación de sentimientos agridulces.
Saldría adelante o por lo menos lo intentaría.

....

Había pasado ya seis meses de aquel triste suceso, sin embargo, todos seguían con su vida, tal y como Naruto lo hubiera querido. Las únicas personas que aún vivían con su recuerdo aún latente en ellos, trataban de hacer lo que el Uzumaki mayor hubiera querido para ellos. Aunque, Sasuke jamás pudo perdonarle a Sakura no haber hecho nada para salvar a el rubio.

De hecho, estaba pensando seriamente en el divorcio, después de todo ya no había nada que los mantuviera juntos. Tenían una hija si, pero, el bien podía visitar a su hija y convivir con ella, después de todo, su relación había mejorado. No quería nada que ver con aquella mujer, con la que se casó por despecho, además, hace mucho que él no vivía en aquella casa, estaba viviendo actualmente en el antiguo departamento de Naruto.

En esos momentos se dirigía a la casa donde residía su hija junto a la pelirosa ninja médico.  Toco la puerta dos veces, está se abrió dejando ver a una niña muy parecida a él, ésta al verlo se emociono pues como ya se ha dicho, su relación padre e hija había mejorado bastante.

— papá, ¿Qué haces por aquí? - preguntó alegré la pequeña pelinegro.

— ¿se encuentra tu madre, Sarada? - respondió con otra questionante.

— si, en un momento la llamo - le respondió igual de alegré - pasa papá y ponte cómodo - le dijo mientras se alejaba de la puerta para ir por su madre.

Mientras, Sakura se encontraba en su habitación, estaba un poco nerviosa, ya que había visto a su esposo llegar, se sentía mal por haber escuchado la conversación que tanto su hija como su marido tuvieron, pero necesitaba hacerlo, quería creer que por fin fue perdonada, realmente quería aferrarse a aquella ilusión.
Se escucharon tres toques, y el corto mensaje que Sarada le dio.

"Papá quiere verte"

Fue todo lo que escucho de parte de su hija. Con eminente nerviosismo, se acomodó un poco la ropa, se peino el cabello y salió con una sonrisa llena de esperanza. Bajo las escaleras algo apurada, pero segura.

— me alegra verte después de tanto, Sasuke-kun - fue lo primero que pudo decir al estar a unos metros de él.

— vayamos al punto, Sakura - comenzó a hablar el pelinegro - quiero el divorcio - sentenció.

— ¿Eh? - fue lo único que pudo salir de su boca.

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Aquí un nuevo libro para ustedes con mucho amor. Se lo que dije pero por fin tenía tiempo libre, escuché una canción, vi una imagen y la idea se dio sola. 😊 Espero que les guste tanto como el de "El Doncel Perfecto de Kumogakure".

No sé preocupen que ya llevo dos capítulos más de aquel pero esos serán regalo de Navidad.

De RegresoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora