•Capitulo unico: öƚṿịḋāḋö•

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El ambiente taciturno gobernaba el pueblo, mismo pueblo que no existe, al menos, ya no más.

Dipper era un niño pequeño con apenas siete años de edad, un castaño de ojos avellana y rizos desarreglados, tan peculiar como la marca que adornaba galante su frente, la osa mayor.

Él pudo haber sido un niño feliz más había algo que nunca pudo comprender y fue el que cosa habría hecho mal. Verás, él fue olvidado por todos, sus padres, sus tíos, incluso el cartero que cada viernes sin falta visitaba la vivienda del pequeño para entregar la correspondencia, Dipper lo recibía con una sonrisa y emoción infantil esperando que alguna de esas cartas fueran para él, pero el cartero siempre lo ignoraba. Era como si el pequeño no existiera.

Sus padres siempre estaban ocupados pues eran unos muy reconocidos contadores por lo cual a pesar de aparentar una vida de juguete, nunca le dieron la atención suficiente al infante.

"No tengo tiempo"
"Será a la próxima"
"No llores, mira, te compre un nuevo peluche"

Esto traía concecuencias, la habitación de Dipper era inmensa incluso era demasiado grande como para un niño.
El lugar se llenaba cada vez más de juguetes y adornos pero ninguno de ellos lograría devolver aquella sonrisa en el pálido rostro del menor, darle aunque sea una pizca de amor, se sentía todo tan hueco, tan vacío.

La soledad parecía ser su única acompañante.

Al principio Dipper intento ser un buen niño y obedecía todas y cada una de las reglas de la casa, recogía y organizaba perfectamente todos sus juguetes  y algunos libros; en las mañanas, siempre sonreía, se esforzaba, ocultaba la evidente tristeza  creciente, nadie tenía idea de lo roto que estaba.
Le hacia dibujos de conejitos y estrellas a sus padres, escribía las más lindas cartas y poemas que podría pensar e imaginar a su edad y hablaba con el corazón, era honesto y cariñoso...pero a pesar de todos sus intentos no logro tener su atención; entonces, intento no ser tan buen niño y empezó a romper todo lo de vidrio que pudiera alcanzar (incluyendo unas antigüedades de la familia, platos, copas de vino, vasos, floreros, espejos,etc.) , salía al patio de enfrente solo para destrozar los jardines y arrancar las tan cuidadas rosas y margaritas de su madre, rayaba las paredes con algunos crayones de cera, corría por la casa y un sin fin de cosas más pero aún así... nadie le dijo nada, era como si se tratará del acto de un fantasma deambulando.

Dipper fue a su habitación y cuando apenas llego sintió como sus piernas flaquearon para terminar incado en el duro suelo, momentos después, sintió como pequeñas y cálidas gotas de agua resbalaban por su rostro recorriendo el contorno de sus mejillas hasta la barbilla y terminar mojando su cuello.
El llanto no cedía y cada vez era más intenso. Comenzó siendo silencioso y al final más que por berrinche, lloraba por impotencia, por soledad, por la falta de amor.

Un tintineo lo distrajo. Este parecía que provino de alguna campana lejana.

Alzó un poco la mirada para encontrarse con su gran ventanal que con la cortinas abiertas de par en par proyectaba la hermosa vista de una noche estrellada, entre todas ellas una estrella parecía brillar más que las demás, esta presumía  un tono azulado.

Dipper cerró sus pequeños orbes color chocolate, juntó sus frágiles manos y deseo. Deseo una y otra vez... "Por favor" eran las palabras que se repetían con voz quebrada, más que un deseo parecía una súplica, un susurro tan discreto y temeroso que se perdía en el mar de lágrimas.

Las estrellas normalmente no le cumplen deseos a nadie pero la forma en la que él lo hizo fue tal que tuvo el poder suficiente para que el brillo estelar lo escuchará.

Dipper abrió lentamente los ojos para poder observar con alegría y algo de curiosidad a la 'persona' que tenía enfrente, este le miraba con una gran sonrisa juguetona.

ғorgoттen (Olvidado) || Billdip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora