Aquella persona que reía, con ese brillo en los ojos que te hacía volar, despareció. Esa persona cuya sonrisa era hermosa aún no siendo perfecta, desapareció. Su luz se apagó como vela al viento. Joder, es raro ver que ya no es lo mismo. Que aquel foco de luz que, quizás, te alegrase es día, no está. Y ahí entiendes el dicho de que el roce hace el cariño.
Ya ves si lo hizo.
Se pasó tres pueblos.
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